Una empresa busca la salida de la crisis limpiando sepulturas

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Una pontevedresa dice adiós al paro tras dos años buscando un empleo

03 dic 2011 . Actualizado a las 14:50 h.

«Una vecina de mi madre siempre decía que quién le iba a limpiar la tumba cuando se muriese». Este recuerdo de la infancia de María del Carmen Moreira fue suficiente para que un revés laboral con 40 años la impulsase a dar forma a la empresa que desde que era pequeña guardaba en el subconsciente.

En pocas semanas ofrecerá la posibilidad de limpiar sepulturas, reponer las flores e incluso encargarse de su mantenimiento. «Para saber que podía trabajar en un cementerio fui el Día de Difuntos por la noche cuando la gente se estaba yendo para ver si me daba miedo», explica. Prueba superada. Pasó el resto sin temor al silencio que esconde el cementerio y ahora lo convertirá en su lugar de trabajo.

El futuro nada tiene que ver con el pasado. Durante años ejerció de administrativa en SGS, pero hace dos años cerró sus oficinas de Pontevedra y el traslado a Vigo fue inviable para ella. En la cola del paro se encontró con las dificultades de ser mujer mayor de treinta años, con cargas familiares y sin trabajo. Todas las entrevistas tenían la misma respuesta negativa. Decidió poner fin a eso.

«Busque una idea para ayudarme a mi económicamente, a la que gente que lo necesite y que además me permitiese contratar a más mujeres en estas edades complicadas para encontrar un nuevo trabajo», explica Moreira Martínez, que ha puesto en marcha Limor con el apoyo de toda su familia. Tanto, que el pasado 1 de noviembre acudió al cementerio con su hijo para repartir publicidad y ver cómo respondía la gente a esta novedosa iniciativa. «Me llevé una sorpresa agradable y me sirvió para darme cuenta de que tengo que modificar algún dato del folleto», indica María del Carmen, que asistió durante dos meses al curso de creación de empresas de la Cámara de Comercio, con otros 26 emprendedores más. Los arreglos varían entre los seis y los veinte euros dependiendo de si es un nicho o una tumba.

«En principio el gasto inicial es muy bajo, con menos de mil euros es suficiente para arrancar», reconoce esta pontevedresa, que asegura que su madre todavía limpia la tumba del matrimonio vecino que temía que nadie arreglase su lápida. Ahora, todos podrán descansar sin miedo a que la eternidad se le llene de polvo.

«Para saber que podía trabajar en esto fui una noche a un cementerio para ver si tenía miedo»

María del Carmen Moreira