110

www.vagonbar.comPaco Sánchez

PONTEVEDRA

26 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

De las muchas chanzas, enfados y disparates que he leído en el poco tiempo que ha pasado desde que se anunció el nuevo límite de velocidad que impone el Gobierno en las autopistas y el momento en el que escribo, un mensaje de mi admirado Alberto Moyano en la red social Twitter me parece el resumen más ingenioso: «Lo que hubiéramos ahorrado si hubiésemos seguido con la carretera de toda la vida, en lugar de arruinarnos en autopistas para ir despacio». Genial.

Las otras razones que se aducen son, sin duda, interesantes. Que es una medida provisional y, sin embargo, se va a cambiar la señalización. Pues ahí se nos va todo el ahorro. Vigilen, vienen a decir, al adjudicatario. Bien, tiene sentido. Que es una medida para recaudar más, porque crecerá el número de infracciones por exceso de velocidad. También tiene sentido y parece una sospecha más que justificada: con los coches actuales y en autopista/autovía, hay que estar muy atentos para mantenerse en los 110, especialmente en las cuestas abajo. No sabría decir si aciertan o no, porque no tengo ni idea, quienes discuten el margen del 10-15% de ahorro que el Gobierno atribuye a esos diez kilómetros por hora de menos. Ya han salido a la palestra especialistas que lo desmienten. Pero en fin, puede ser.

La crítica de Moyano, pese a los fundamentos que tienen las demás, me parece la más acertada, porque apunta al rasgo más característico de este Gobierno, la contradicción: gastarse un dineral en autopistas y autovías para luego ir despacio, y después de incentivar durante meses la compra de coches. En vivo y en directo, nuevo desconcierto de ZP.