Pontevedra declara la segunda guerra a las pintadas del casco histórico

PONTEVEDRA

28 mar 2010 . Actualizado a las 03:00 h.

La guerra contra las pintadas que marcan la zona monumental sigue abierta. La nueva empresa adjudicataria del contrato de mantenimiento en el Centro Histórico Artístico, EC Casas, se ha puesto ya a trabajar. Desde el jueves, los operarios reparan las losas del Camino portugués y luego, previsiblemente, se pondrán manos a la obra para borrar los restos de pinturas.

Entre las actuaciones más inmediatas y urgentes se encuentran dos recientes pintadas que han aparecido en las fuentes del santuario de A Peregrina y en los jardines de Casto Sampedro, en las proximidades de la plaza de A Ferrería. En este marco, desde la Tenencia de Alcaldía, se recordó que aún está pendiente la limpieza de la Basílica de Santa María -presenta la inscripción más visible en la fachada que da al Campillo, así como abundan las pintadas en sus inmediaciones-, para lo cual se tuvo que redactar un proyecto que debe ser autorizado por Patrimonio. En similar trance se encuentra el propio Concello de Pontevedra, en cuya fachada posterior actuaron los vándalos.

Lo cierto es que este tipo de campañas está logrando que la situación mejore con respecto a la visión que uno podía tener del casco histórico, un lugar donde proliferaban los garabatos ilegibles, las firmas anónimas, los nombres propios o, incluso, las declaraciones de amor. Sin embargo, el problema con el que se encuentran las autoridades municipales es que realizar una pintada apenas consume unos segundos y los botes de pintura se pueden esconder fácilmente en mochilas o entre la ropa.

El antecedente más inmediato a esta segunda campaña se remonta a mediados del 2009. Por aquel entonces se tomó una decisión que se va a mantener en el futuro más inminente: la de limpiar inmuebles privados de la zona monumental.

Públicos y privados

Desde la Tenencia de Alcaldía se reseñó que, inicialmente, se había pensado actuar únicamente en edificios públicos, pero «cuando se estudió a fondo el tema, Teresa Casal concluyó que era inevitable actuar también sobre las fachadas privadas». Y es que el valor del casco histórico no se mide por unos cuantos inmuebles, sino por todo el conjunto de edificaciones que lo pueblan.

En este marco, también habría que ubicar la profunda intervención que se llevó a cabo en el santuario de A Peregrina en el transcurso de su restauración.

En casos como este o en el de otros edificios protegidos, los expertos son conscientes de que no basta únicamente con un chorro de agua para limpiar la pintura. De hecho, puede ser peor el remedio que la enfermedad en el caso de propiedades en las que la piedra esté dañada.

En total, la primera campaña sumó más de un centenar de actuaciones en más de una veintena de calles, como son los casos de Churruchaos, Don Filiberto, Charino, da Ponte, arcos de San Bartolomé, praza do Teucro, Real, Isabel II...