«La súper abuela» ultima su 106 aniversario

TUI

La tudense Palmira Paramos prepara su cumpleaños «legón en mano»

13 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

No es la veterana gallega, porque el honor lo ostenta la rianxeira Pilar Fernández, que revalidó su merecido título de «súper centenaria» el pasado mes de febrero, pero sí se mantiene como la «súper abuela», al menos de O Baixo Miño.

Palmira Paramos Filgueira cumplirá el miércoles 106 primaveras. Lo certifica su carné de identidad y ella, que goza de tan envidiable estado físico, anímico y mental que parece haber desafiado a todas las leyes de la naturaleza. La propia protagonista se reía ayer recordando que días antes «unha muller preguntome no médico cantos anos tiña eu e, cando lle contestei, persinouse».

Tampoco es que vaya mucho por el médico, porque ni familiares ni amigos la recuerdan enferma, más allá de una operación de cataratas a la que se sometió hace unos años. Además, explica Lola, su nieta, que la cuida con celo, «cuando tiene algo no quiere que le digas que son los años».

Estos días previos a su cumpleaños sí está algo molesta de la columna y Palmira se lamenta: «Agora non podo muito porque teño mal a espalda». Pero no revela el motivo hasta que se le «obliga» a confesar quién descargó un tractor de leña que le trajeron el martes para su cocina; ella sola, por su propia cuenta y riesgo, carretilla en mano, no dudó en apilar todo el material en el galpón anexo a su vivienda.

Y no es que no haya personas dispuestas ayudarla. Todo lo contrario, su familia se desvive por ella, pero han aceptado que viva sola, «porque non me dou noutra parte; eu, mentras teña os cinco sentidos, non me saca nadie desta casa».

Claro que ellos viven muy cerca y todos los días la visitan varias veces pero ya saben que si hace buen día, Palmira puede estar en cualquier sitio. Hasta en el médico, «porque agora xa me atenden sen pedir cita» y adonde acude sin avisar a nadie. Como vive en Caldelas de Tui, se levanta a las 7.30 horas, va andando hasta la parada y allí coge el autobús de las 9.30 horas que la lleva hasta el centro (unos cinco kilómetros). Aprovecha para hacer sus recados y, de vuelta, rehace el mismo recorrido.

Todos los días se levanta alrededor de las nueve de la mañana. «Almorzo, limpo a casa, encendo o lume e despois, se chove, durmo a sesta ata as cinco, cerro os polos e as galiñas e outra vez a durmir e a ver a televisión ata as nove que vou para cama». El programa cambia bastante si luce el sol. «Entón vou á finca, onde teño plantadas fabas, repolos, verduras, tomates, patacas, guisantes e, a semana que vén, vou poñer tamén cebolas e ademáis vou cortar as herbas para as galiñas».

Palmira, viuda desde hace más de una década, tuvo dos hijos (uno fallecido), seis nietos, doce bisnietos y tres tataranietos. Las cuentas las hace ella sola y de todos recuerda el nombre.