Cree que los directivos del Pabellón tienen «mucho pecho» al decir que no les importa que la joven se quede sin jugar
02 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Paco Sotelo es un histórico del fútbol provincial. En los últimos tres meses le ha tocado vivir el partido más amargo de su dilatada carrera. Su hija Vanesa Sotelo, de 16 años, está retenida contra su voluntad en el equipo de fútbol sala Pabellón-Cidade das Burgas. Ella quiere irse al Ponte, pero a ese sueño le pusieron un precio demasiado alto: 7.000 euros. Tras meses de negociaciones asegura que el caso está a un paso de resolverse gracias a la intermediación de la Federación Española de Fútbol.
-El caso está en vías de solución en la federación. Los contactos que pudo haber no han surtido efecto y solo nos ha quedado esa solución.
-¿Qué sensación le queda después de esta polémica?
-La sensación es que, sinceramente, yo estuve y estoy luchando porque mi hija juegue donde ella sea feliz. Viendo el comportamiento hacia una menor del Cidade das Burgas, que aseguraron en declaraciones púbicas que preferían que echara un año sin jugar a darle el pase al Ponte, uno se queda con mal cuerpo.
-¿Cómo fueron las negociaciones?
-Esto viene de hace tres meses. En un primer momento parecía que no iba a haber problema. Es más, el entrenador del Cidade das Burgas me dijo que se iba a hacer sin problema, que le dejara un poco de tiempo que ellos lo único que buscaban era una compensación económica por parte del Ponte. Estamos hablando de que alguna vez me pidieron siete mil euros por la libertad deportiva de mi hija. Al final, como no hubo oferta no me dieron la baja.
-¿Cómo está vivienda Vanesa el conflicto?
-Lo vive con ansiedad. Me llama seis veces al día para saber si ya puede entrenar con el Ponte Ourense.
-El hecho de que sea menor parece que no se ha tenido muy en cuenta.
-Yo he entrenado a equipos, y si yo estoy en un equipo que le hace esto a una niña de 16 años se me cae la cara de vergüenza. Hay que tener mucho pecho para actuar así.
paco sotelo padre de la menor retenida por un equipo
«Mi niña me llama seis veces al día para ver si ya puede entrenar con el Ponte»