«Hay trabajo, pero no estabilidad»

Fina Ulloa
fina ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Empezó en el mundo de la imagen y está en el silencioso de los sordos

21 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Es una parlanchina nata. Ella misma se define como una persona que habla por los codos, aunque en realidad habla con las manos. De hecho vive de eso porque es titulada en Interpretación de Lengua de Signos Española, una profesión que escogió buscando una salida laboral con futuro y que, según reconoce, le ha descubierto un mundo nuevo.

-¿Te sientes implicada con el colectivo?

-Si, porque como oyente no te imaginas que su vida es tan diferente a la tuya y cuando conoces este mundo te das cuenta de que son los grandes olvidados de las discapacidades. Si me tocase la lotería lo usaría para mover cielo y tierra y fomentar leyes y cambios que tuviesen en cuenta a este colectivo. No voy a decirte que esta era la vocación de mi vida, porque no sería sincera. A mí me gustaba Imagen y Sonido, y de hecho fue lo que estudié al principio.

-¿Y como llegas al sector?

-Con la crisis. Estaba trabajando en un taller de serigrafía y empezó a escasear el trabajo. Ese mismo año, en 2007, vi en el periódico que se aprobaba la ley de reconocimiento de la Lengua de Signos Española, que entre otras cosas obligaba a que en todos los sitios oficiales hubiera un intérprete. Me pareció un campo con posibilidades.

-Lo del intérprete en todos los sitios oficiales, ¿se cumple?

-Ni de lejos. En educación empiezan ahora, pero se sigue optando por desplazar y agrupar a los niños en un centro. Antes los ponían en primera fila para que leyera los labios de la profesora. Tampoco están en la sanidad y de hecho muchos de los servicios son para ir a consultas médicas. Imagínate: hasta para hacerte un simple análisis te llaman por megafonía.

-Donde parece que estáis cada vez más es en los mítines. ¿Significa que los políticos están concienciados?

-Si así fuera habría muchas más medidas para facilitar la vida a estas personas. Lo de los mítines es, a veces, de risa. Te quieren allí, pero no saben donde ponerte. Te dicen que te coloques en cualquier sitio y tienes que explicarles que necesitas un foco sobre ti, para que te vean las personas sordas desde el público y un micrófono por si tienes que traducir a alguien que quiera dirigirse a ellos.

-¿En las asociaciones tienen al menos el trabajo asegurado?

-Trabajo hay de sobra. A veces no damos abasto. Ten en cuenta que te necesitan para muchas gestiones: dar de alta la luz, ir al banco, al médico, a la reunión de vecinos... Pero aquí trabajo no es sinónimo de estabilidad.

-¿Por qué?

-Porque a la mayoría se nos contrata por subvenciones, pero no puedes optar a la siguiente subvención en el mismo lugar. Mucha gente renuncia por eso.

-¿No es violento traducir cuestiones personales o íntimas?

-Es cuestión de mentalización. Tienes que mentalizarte para que no te afecte, porque realmente te abren su vida. Nosotros tenemos un código ético: confidencialidad, neutralidad y fidelidad. Nos limitamos a trasladar lo que dice uno y otro, sin añadir nada. Es como si fueses una máquina.

-¿Y el oyente entiende ese papel?

-Cada vez más, aunque todavía hay quien te habla a ti, en vez de al usuario o te dice: «Yo te lo explico a ti y luego tú ya se lo explicarás con calma».

-¿Qué haces en ese caso?

-Traducir: «Yo te lo explico a ti, y luego tú ya se lo explicarás con calma». A veces es violento que se olviden de que la otra persona solo es sorda, nada más.

Julia es hija de emigrantes y nació en Cataluña hace 31 años, aunque se crió en Mogor (Marín).

Es una devota del cine y del teatro, aunque entre sus preferencias también está viajar.