V Televisión viaja a Riós para conocer el bar Queimada

ourense / la voz

OURENSE

22 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

En un pueblo en el que, en invierno, viven catorce vecinos, el bar es algo más que un negocio. Es el epicentro de la vida social. Es lo que ocurre en la parroquia de Castrelo de Cima, en el municipio de Riós, donde hace 45 años abrió sus puertas un local de hostelería que es, al mismo tiempo, la tienda del pueblo. Así en el Queimada se repite el esquema que siguen miles de establecimientos similares que dan vida comercial a las aldeas más pequeñas de Galicia.

Cómo es la vida a un lado y otro del mostrador en este local ourensano será lo que muestre el programa de V Televisión De Bares mañana, a partir de las 23.00 horas, tras la emisión de Vía V. Tras la barra, durante décadas, estuvo un matrimonio; el formado por Manuel Gago y Josefa Gago. Ahora es su hija María José la que gestiona un local que es la extensión natural de las casas del pueblo. «Vienen a tomar café, a jugar la partida, a hablar... los vecinos pasan mucho tiempo aquí», explica María José Gago, que ha abierto las puertas de su bar a las cámaras de V Televisión. Allí las consumiciones no solo se sirven en taza o vaso. También en la bolsa de la compra. «El pan lo reparten por el pueblo pero aquí tenemos azúcar, leche, harina, pasta, café... lo que se pueda necesitar», explica.

La clientela del Queimada se multiplica en verano. Cuando regresan los emigrantes de Asturias, País Vasco, Cataluña o Murcia el pueblo revive y alcanza los doscientos habitantes.

Fiesta

En realidad, cuando nació, el bar no se llamaba Queimada. Simplemente no tenía nombre. Fue un vecino que trabaja en un casino de Málaga el que en unas vacaciones decidió bautizarlo. La elección no fue fortuita ya que el establecimiento ha sido la sede oficiosa de la comisión que organiza las fiestas del mes de septiembre. El día 9, tercera jornada de celebraciones, se consagra a la queimada desde 1975. De ahí que la mágica bebida dé nombre al único bar de la parroquia.

La importancia de la cita es tal que muchos de los que retornan en el mes de agosto hacen una nueva escapada en septiembre para no perderse esta fiesta.

En las paredes del Queimada puede repasarse la historia del lugar con fotos. «Tenemos de la queimada, de gente del pueblo que ya no está aquí, de equipos de fútbol... un poco de todo», explica María José.