España no es sólo campeona del mundo en fútbol, es también una potencia deportiva en baloncesto, tenis, motociclismo, ciclismo, fórmula 1, balonmano, fútbol sala? Hasta aquí los hechos. A partir de aquí podemos discutir qué es mejor para un país, si ser potencia deportiva o económica. Podemos discutir qué interesa más, si producir campeones o premios nóbeles. Podemos discutir si los triunfos de la élite deportiva reflejan o no el nivel de vida de un país, o si están relacionados con el deporte ocio-salud de la población. Y también podemos discutir si es en toda España donde se está produciendo la eclosión deportiva.
Sí, ya sé, es semana de celebraciones, pero lo dijo Pío Baroja «así como la desgracia hace discurrir más, la felicidad quita todo deseo de análisis». Dada nuestra situación más nos vale discurrir. Para empezar, el número de gallegos en la selección de fútbol es cero. Si estadísticamente no damos la talla, quizás estemos haciendo algo mal. Los políticos ourensanos han gastado ingentes cantidades de dinero en el deporte profesional de competición. Después de 20 años tirando dinero público ¿qué nos queda?. El equipo de fútbol de la ciudad está compitiendo contra pequeñas villas en tercera división (en realidad es el cuarto nivel español), y el equipo de baloncesto, hundido desde la ACB a la tercera división, tuvo que comprar (a golpe de dinero público) una plaza en segunda división (eufemísticamente llamada LEB Oro). Esto en cuanto equipos, porque en lo que a deportistas se refiere creo que en la primera división de fútbol milita un único futbolista ourensano, y en la ACB? ninguno.
No seré yo, que he criticado y criticaré el gasto de dinero público en el deporte de élite, quien hoy opine lo contrario. Sin embargo debo decir que tras millones de euros gastados con ese fin, es patético no haber producido una canterita de deportistas ourensanos, ni haber obtenido resultados más dignos en los clubes.