Organizaciones sindicales y ecologistas han criticado el exceso de calor en los edificios públicos ourensanos a raíz del chequeo de siete de ellos que La Voz publicó este domingo. Según las mediciones realizadas, el hospital llega hasta los 24 grados centígrados, el Concello hasta 23,5, los Juzgados y el edificio sindical hasta 23 y el Politécnico hasta 22,5. Sindicatos y asociaciones reclaman medidas encaminadas hacia el ahorro energético y hacia la mejora de las condiciones en las que los trabajadores desarrollan sus tareas. Cristina Gómez, responsable de Amigos da Terra, considera que los datos recogidos por La Voz muestran una «clara ineficiencia enerxética e un gran despilfarro nos recursos». «Parece que por ser recursos de todos se toman á lixeira», denuncia. Gómez explica que los sistemas de calefacción queman energías fósiles como el gas natural o el gasóleo, con lo que se incrementan las emisiones de CO2 -las culpables de la aceleración del cambio climático- a la atmósfera. Una reducción de un par de grados en los termostatos de las calefacciones de los edificios públicos sería imperceptible para los usuarios, dice. Además, explica Gómez, enfermedades como la gripe tendrían menor incidencia al mitigarse los cambios bruscos de temperatura que todos sufrimos al entrar en edificios con exceso de calefacción cuando hace frío en el exterior. Xan Carlos Fernández, responsable de Adega, también reclama una reducción en la temperatura de los edificios públicos ya que considera que actualmente es excesiva. «É innecesario tanto calor como para que a xente estea traballando en manga corta en xaneiro», dice. El portavoz del colectivo ecologista cree que las administraciones demuestran su «incoherencia» al pedir a los ciudadanos que contribuyan al ahorro energético mientras en sus sedes «están despilfarrando cartos e enerxía». Para Fernández es especialmente grave el caso de los hospitales y centros de salud. Desde su punto de vista en estos lugares sería necesarios «baixar un pouquiño a temperatura, a lo menos nas zonas comúns», matiza. Sedes dispersas También los sindicatos critican el calor en los edificios públicos. Mariluz Limia, de UGT, indica que los sistemas de calefacción «ou están en exceso ou están estropeados» y califica los resultados de las mediciones realizadas por La Voz como un «despilfarro». En el caso de los edificios administrativos de la Xunta, los sindicatos tienen claro que los problemas son debidos a la dispersión de las sedes. En Ourense cada consellería está ubicada en un lugar diferente, no como en Lugo o Santiago, y alguna de ellas usa inmuebles de gran antigüedad. Ana Udías, responsable de CC. OO., incide en este asunto indicando que en muchos casos las sedes están en edificios de alquiler, lo que dificulta la ejecución de obras de mejora en los sistemas de calefacción. Su sindicato, explica, tramita numerosas quejas de funcionarios o personal laboral por la temperatura de sus centros de trabajo ante los comités de seguridad y salud. Alfonso Diz, de la CIG, coincide con su colega e indica que se deberían bajar los termostatos «por unha eficiencia ecolóxica máis que sindical».