La catedral de Santiago estrena un nuevo sistema antihumedad

camilo franco SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

La cubierta es ahora más ligera y favorece la conservación

06 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La catedral de Santiago tiene contadas en su historia seis cubiertas. La humedad no ha dado tregua al monumento y en estos días está a punto de descubrirse la que será séptima versión de las cubiertas. Está sobre la zona que protege el pórtico de la Gloria y ha supuesto cambiar el anterior sistema, de hormigón compacto y plomo, por un sistema más ligero, ventilable y reversible. Un sistema que supone una innovación en la manera de tratar la cubiertas en edificios históricos.

Iago Seara, el arquitecto responsable de este sistema y de las obras de renovación de la cubierta, señala dos argumentos previos: «Problemas de humidades houbo sempre na catedral» y «hai que entender a catedral como un conxunto no que para recuperar o pórtico, por exemplo, é necesario entender que sucede nas cubertas».

El estudio realizado como paso previo a esta última cubierta, a la que le falta retirar los andamios, demostró que había dos problemas principales en la fachada occidental de la catedral. El primero es que la fachada absorbe el agua hacia el interior, y el segundo es que las anteriores soluciones para la cubierta basadas en dos gruesas planchas de hormigón con plomo y plástico por el medio no solo non habían evitado el filtrado del agua sino que impedían la ventilación, por lo que la condensación se había convertido en una nueva fuente de humedad.

En la nueva cubierta se han sustituido las placas de hormigón de los años sesenta y ochenta, y se ha utilizado una placa mucho más ligera sobre la que se colocó una lámina de zinc. La piedra va sobre ella, dejando un espacio para la ventilación y la circulación de la humedad recogida.

Según Iago Seara, dos sentidos impulsaron este nuevo sistema de cubiertas, que será utilizado en otras partes de la catedral tal como aseguró el canónigo de arte del templo, Daniel Lorenzo. Por un lado, es necesario un sistema que pueda ventilarse, que es la medida «máis efectiva en lugares tan expostos como a fachada da catedral». La otra solución que aporta este sistema es que su reversibilidad permite «unha conservación máis sinxela e unha intervención rápida». Según explica el arquitecto, la movilidad de las piezas de la nueva parte de la cubierta permite «detectar e solventar calquera pinga ou humidade nun tempo moi breve sen necesidade de ter que volver a facer obra».

La cubierta de la catedral de Santiago es una demostración de lo que la técnica constructiva ha ido aportando contra la humedad. Manuel Chaín, subdirector xeral de Conservación e Restauración de Bens Culturais, explica que problemas de humedad «houbo sempre na catedral e a demostración son as sucesivas solucións construtivas». Explica Chaín que hasta ahora «a solución era acumular material para evitar que a auga pasase». Es una solución que no funciona, pero Chaín señala que eran las soluciones «que se podían dar en cada tempo e que manexaban materiais que, en moitos casos, eran novidosos e aínda non se coñecían ben os resultados que daban co paso do tempo».

Iago Seara apunta que la fachada fue hecha con mucho ornamento, mucho saliente y «para evitar que a auga baixase pola propia fachada todos os ornamentos están lixeiramente inclinados cara adentro, polo que a auga circula cara adentro e segue os mesmos ritmos arquitectónicos do edificio». Seara apunta que los puntos críticos no suelen ser los cuerpos principales de las cubiertas. El arquitecto señala que los problemas se dan «nos puntos en que se cruzan zonas diferentes da construción como ocorre neste caso nas torres que flanquean a fachada e que tocan coa cuberta».

Daniel Lorenzo explicó que el nuevo sistema, además de dar solución al problema de la catedral, «podrá ser utilizado en otros monumentos puesto que es un sistema reflexionado, investigado, que ha sido testado aquí y que ofrece facilidades de intervención y conservación».