Amor, odio y perdón en la nueva cinta de Roland Joffé

Rodri García / M. A. Fernández A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

El director de «La misión» regresa con «Encontrarás dragones», un filme con la Guerra Civil como telón de fondo

04 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Vuelve Roland Joffé, el director de La misión. Al igual que en aquel filme, hay un cierto trasfondo religioso en su nuevo trabajo, Encontrarás dragones, aunque «no es una película para creyentes», insiste este agnóstico británico. Y, como en Los gritos del silencio, hay también un periodista que busca documentación, en este caso para escribir un libro sobre Josemaría Escrivá de Balaguer. En su investigación, descubre que el fundador del Opus Dei (encarnado por Charlie Cox) y su padre, Manolo (Wes Bentley), eran amigos de la infancia. El problema es que el periodista y su padre, que está muy enfermo, llevan ocho años sin hablarse.

La historia arranca en los ochenta y se remonta luego desde los tiempos de aquella vieja amistad hasta la Guerra Civil, que es el telón de fondo de la trama y que acabará separándolos. «Desde entonces Josemaría me escribió todos los años por Navidad. Nunca le contesté», reconoce el padre a su hijo. «Es también una historia de un padre y un hijo», sostiene Joffé, pero sobre todo «es una película sobre el amor, sobre la fuerza de su presencia y sobre el árido y aterrador mundo en el que vivimos su ausencia», declaraba el director a la publicación Zenit.

También sostiene que las guerras civiles «son mucho más atroces, porque enfrentan a hermano contra hermano» y sitúa ese enfrentamiento como «una poderosa metáfora de una familia». Por ello Encontrarás dragones, que se estrena el próximo día 25, habla de «las guerras civiles de nuestra vida ordinaria».

El título está tomado de los viejos mapas medievales, que calificaban los territorios desconocidos como Hic Sunt Dracones (aquí hay dragones). A Joffé le pareció que este era un título apropiado, «era como si saliera de mi mapa y me adentrara en otro territorio al tocar temas como qué es la santidad, temas de religión y de política del siglo XX, el pasado de otro país», argumenta. «Me había golpeado la afirmación de Josemaría: a Dios se lo encuentra en la vida ordinaria y esa vida ordinaria, en su caso, fue la guerra civil española».

A pesar de escenas violentas, como el asesinato de un sindicalista dentro de un coche, el resultado final de esta superproducción, según su director, «es un mensaje de perdón; el perdón deshiela lo que ha quedado congelado».