El poeta leonés afirma que el Cervantes le cambió la vida «demasiado tarde», ?y que dejará de viajar para dedicarse a su nueva obra
28 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.La Guerra Civil le enseñó a leer cuando el miedo lo llevaba a esconderse detrás de un poemario de su padre, que también se llamaba Antonio Gamoneda. Descubrió así un lenguaje diferente al que se oía en las calles de su Castilla natal, y que tan hondo le caló que hoy, después de tantos premios, se define simple y llanamente como un poeta provinciano.
-Hace unos meses que publicó sus memorias con el título «Un armario lleno de sombras». ¿Fue la guerra la oscuridad que marcó toda su vida?
-Las llamo memorias pero solo hablo de mi infancia, de lo que me hizo mayor de los cinco a los catorce años, porque ese fue justamente el tiempo en el que debí hacer frente como un niño a una guerra de mayores. Es un título real que marcó toda mi vida.
-¿Qué era lo que escondía ese armario?
-En medio de la contienda, cuando hacía tres años que había muerto mi madre, me dirigí a un viejo armario que solo ella abría. La habitación estaba oscura, pero el interior del mueble era todavía más sombrío. Ahí guardaba ella sus ropas de luto y cuando me acerqué pude olerla de nuevo. Había joyas, zapatos y muchos papeles. Fue entonces cuando decidí escribir todo lo que recordaba de mi vida.
-¿Detrás de las memorias vendrá otro libro de poesía?
-Desde que me dieron el Premio Cervantes llevo tres años escribiendo en aeropuertos, en hoteles de madrugada y en largas noches de insomnio. Trataré de reunir todos los garabatos y tratar de crear algo decente. Así me despediré.
-¿En qué sentido ha cambiado su vida el Cervantes?
-Cambió mi vida, pero no mi poesía. El día antes de recibirlo mi poesía no era diferente a la de hoy. Pero me ha permitido viajar, cansarme de viajar. A partir de hoy escribiré y escribiré, no voy a vivir para nada más.
-¿Cree que los premios y el reconocimiento le han llegado demasiado tarde?
-Como nunca los esperé, nunca me impresionaron. Los agradezco igualmente, pero no han hecho de mí más de lo que ya era, un hombre de provincia al que la poesía le entró de repente.
-La crítica ha llegado a calificar su poesía de pesimista. ¿Qué es lo que le inspira?
-La inspiración no existe en mí. Solo vivo un estado de especial tensión intelectual que surge cuando tomo la decisión de ponerme ante un papel en blanco. Yo quiero darle un valor poético a la escritura. Tengo demasiada voluntad poética en lugar de inspiración.
-¿Puede cambiar la poesía el mundo embrutecido en el que hoy nos toca vivir?
-Desgraciadamente la poesía no pudo cambiar nunca de forma directa el devenir de la historia. Eso sí, la poesía puede despertar en el hombre un estado de conciencia para criticar el sistema y las injusticias que se presentan día tras día y que la ignorancia o la desgana no dejan ver con claridad.
-¿Se enseña la poesía de un modo correcto a las nuevas generaciones?
-De ningún modo. Se explica una poesía formal, pero nunca la esencia de esta forma de escritura. Debería enseñarse en edades tempranas para que crezca así un poco más de sensibilidad en el hombre.