En el barrio de A Doblada, en Vigo, el de mayor densidad de Galicia: «Esta torre tiene 16 plantas y solo 5 vecinos me vienen a comprar»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La calle Gregorio Espino, el segundo centro de Vigo, peca de ser un barrio dormitorio

03 ene 2023 . Actualizado a las 23:11 h.

El barrio de A Doblada, en el este de Vigo, reúne a una población sanitaria que ronda las 40.000 personas. La calle Gregorio Espino es su eje principal, mide 800 metros de longitud y transcurre por ambas faldas de una loma. En coche se recorre en dos minutos. La parte más alta es una cima densamente urbanizada, flanqueada por edificios apiñados de ocho y diez plantas y con calles adyacentes donde crecen como setas inmuebles de ocho alturas. Cemento puro. En esa cumbre, Gregorio Espino se cruza con la calle peatonal de Urzaiz y el mercado de O Calvario, lo que genera un espacio urbano con aceras repletas de vida y bullicio. Al lindar con las parroquias rurales, este nudo es el segundo centro de Vigo, un imán para el extrarradio.

En la terraza de una cafetería del cruce con la peatonal del Calvario, unos clientes debaten quién tiene mayor densidad, si A Doblada o la colindante Travesía de Vigo, una muralla de edificios de 2,2 kilómetros de longitud y con el mismo modelo desarrollista de ladrillo sin zonas verdes.

En la inmobiliaria Fincas Vigo, al encargado le sorprende que su propia calle, Gregorio Espino, figure como la más densa de la ciudad: «Es verdad que en este cruce hay mucha gente todo el día pero si vas al centro, calles como García Barbón o Rosalía de Castro tienen igual o más población, aunque allí también hay mucha oficina». Una empleada que trabajó en varios Hiperxel corrobora un dato: «El de A Doblada es de los que más clientes tienen».

A Doblada es un barrio totalmente residencial que atrae a familias obreras y a vecinos del rural. Muchos asumen que se trata de un barrio dormitorio donde se madruga para trabajar y se vuelve por la noche. Algo malo para las tiendas de proximidad. Así lo confirmaba ayer Enrique, que regenta la ferretería Las Palmeras junto a su exesposa: «Esta torre tiene 16 plantas y solo cinco vecinos me vienen a comprar».

A la población hay que sumar los inquilinos de paso sin censar y los empleados del extrarradio que trabajan en este barrio. Una cartera de A Doblada sospecha que hay mucha población flotante o fantasma: «En Correos, constan 3.000 censados en mi área de reparto pero yo le calculo 6.000»

La densidad urbana es menor en la parte baja de Gregorio Espino, que concluye en el parque de Las Palmeras y la antigua estación de Autobuses, cerrada hace unas semanas. Es otro modelo urbanístico, con torres altas y separadas por zonas verdes. Allí desaparece el barrio tradicional (si la urbanista Jane Jacobs levantase la cabeza) y se elevan bloques-colmena de ocho plantas y ocho letras. Calles sin apenas peatones, comercios medio vacíos y coches pasando continuamente por viales de tres carriles. La floristera Lourdes lo resume así: «Ayer por la tarde, en plena Navidad, no vino nadie a la tienda. Me dieron ganas de cerrar. Para colmo, las obras han eliminado el aparcamiento».

El parque de Las Palmeras se llena por las tardes de padres con niños. El encargado de la cafetería gastro Las Palmeras es optimista: «Tenemos más gente, incluso vienen de las nuevas torres que hicieron en San Roque».