O Porriño se lanza a cultivar olivos

alejandro martínez O PORRIÑO / LA VOZ

O PORRIÑO

ALEJANDRO MARTINEZ MOLINA

La comunidad de montes de Torneiros dedica 3 hectáreas a producir aceite

01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El cultivo del olivo supone una oportunidad para el aprovechamiento sostenible del monte gallego. Los comuneros de Torneiros no han querido despreciarla y se han lanzado a plantar los primeros ejemplares en busca de una rentabilidad a medio plazo. La planta se va extendiendo en comunidades de otras áreas de Tomiño, Covelo, Salceda, O Rosal o de la península de O Morrazo, entre otros lugares. En O Porriño, las raíces de Arbequina ya se están asentando en tres hectáreas de terreno de la zona de As Chans.

El presidente de la comunidad, Javier Soliño, afirma que la plantación irá creciendo. El objetivo es alcanzar las seis hectáreas de terreno de producción de olivos en los próximos años.

Todos los miembros de la comunidad de montes están implicados en esta iniciativa. Recientemente participaron en una plantación popular de más de un centenar de ejemplares en la que los vecinos pudieron conocer un poco más acerca de esta variedad, sus posibilidades de negocio y cómo cuidarla.

El proyecto ya ha generado cuatro puestos de trabajo en la comunidad de montes para supervisar y vigilar las plantaciones. Los comuneros no empezarán a ver resultados hasta dentro de no menos de cuatro años, cuando los cultivos maduren lo suficiente como para poder empezar a dar frutos.

La empresa Abril se ha comprometido a comprar toda su producción. Las aceitunas que cosechen servirán para crear un aceite de oliva cien por cien gallego. Esta empresa familiar con sede en Ourense lanzó el año pasado su primera producción de 3.000 botellas de un producto completamente autóctono.

Las perspectivas de futuro son muy interesantes al poder competir en precio con las marcas de aceite de oliva más conocidas. El microclima hace que las Rías Baixas sean un lugar idóneo para el cultivo de la Arbequina, donde se dan unas condiciones óptimas de humedad y un sustrato con todos los nutrientes para que se desarrolle la planta.

Rentabilidad

La comunidad ganará no menos de 1.500 euros por hectárea. El presidente de la entidad, Javier Soliño, afirma que se trata de buscar un aprovechamiento económico en una comunidad que tiene mucha zona de monte urbano y que se ha visto expropiada en el pasado para permitir las conducciones de gas y el paso de la autopista. No es la única iniciativa que tienen en estos momentos para rentabilizar el monte. Además, barajan la creación de una plantación de paulownia, un árbol que crece mucho más rápido que el pino y cuya madera es muy apreciada. Se trata de una de las especies que ofrecen una mayor rentabilidad.

Tienen previsto dedicar una superficie de 3.000 metros cuadrados para llevar a cabo una plantación piloto y poder comprobar así los resultados.

«Queremos recuperar unas plantaciones que existían, pero que se perdieron»

Los comuneros no están solos a la hora de plantar olivos en su territorio. El departamento Agro de la empresa Abril les ofrece un asesoramiento continuo, desde la elección de la parcela idónea a todas las fases del desarrollo de los olivos. La responsable, Manoli González, afirma que desde su empresa, con más de cincuenta años de antigüedad, quieren incentivar la plantación de olivos en toda Galicia, «un cultivo que existía, pero que se perdió en el tiempo». Ella visita periódicamente las plantaciones en los montes comunales que han hecho la apuesta para hacer un seguimiento de las mismas y poder ofrecer consejos útiles a los productores asociados.

La empresa enseña a los dueños del terreno sobre la mejor manera de preparar la tierra, cómo llevar a cabo las plantaciones, diseñar las calles o los abonos más adecuados. De esta forma tratan de dar un incentivo para impulsar el sector rural.

Compromiso

La empresa se compromete por escrito a comprar la producción a las comunidades colaboradoras. Afirma que la rentabilidad depende del cuidado que se les ofrezca a las plantas, dado que durante los dos primeros años de crecimiento reclaman un seguimiento continuado. A partir del quinto año, las plantas de arbequina ya se encuentran en plena producción.

Los comuneros de Torneiros confían en llegar a ese momento para poder rentabilizar los terrenos.