El remero moañés Rodrigo Conde, campeón del mundo sub-23

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

VIGO

Conde (izquierda) y Mitjavila, con su entrenador de la selección española, Carles Grabulosa
Conde (izquierda) y Mitjavila, con su entrenador de la selección española, Carles Grabulosa CEDIDA

Se impuso en el doble scull junto a su compañero Adriá Mitjavila

27 ago 2016 . Actualizado a las 10:25 h.

La gran promesa del remo gallego se va confirmando competición tras competición. Después de quedarse a las puertas de los Juegos de Río con un cuarto puesto en el Preolímpico, el remero moañés del Robaleira Rodrigo Conde se proclamó campeón de España sub-23 el pasado junio. Ayer daba un paso más y se subía a lo más alto del podio en el mundial de distancias no olímpicas de Rottterdam, en concreto en el doble scull junto a su compañero Adriá Mitjavila.

Conde había avisado en la previa de la final de ayer que iban a por todas. «Solo queda sacarlo todo en la gran final. Va a ser muy difícil, pero si lo hacemos podemos cumplir nuestro sueño y para eso llevamos entrenando nueve años», había comentado sin ocultar una ilusión que ayer se multiplicó todavía más. «No sé explicar con palabras la felicidad tan grande que siento. Es una sensación muy diferente a cómo me la había imaginado, el mejor día de mi vida».

Este resultado supone un gran salto para Rodrigo que se viene cocinando desde principios de año. Es el tiempo que lleva entrenando con su actual compañero, al lado del cual está cosechando sus grandes éxitos. «En los anteriores mundiales a los que había ido, como juvenil, había quedado en la sexta posición. Ahora sabíamos que llevábamos una buena velocidad, lo habíamos comprobado en el Preolímpico y en copas del mundo, pero las finales hay que remarlas».

Durante la competición se habían encontrado muy bien y las expectativas eran altas, pero no querían confiarse. «Desde la primera regata dominamos en tiempos sobre el resto. Sabíamos que podíamos hacerlo bien», admite. Ya en la regata decisiva, las cosas se les pusieron de cara al inicio y supieron administrar su ventaja. «Salimos fuertes como solemos hacer. La prueba duró más de lo habitual por el viento en contra y en los últimos 500 metros Italia nos apretó mucho. Sin embargo, habíamos conseguido suficiente margen en los primeros 1.500 como para que no nos alcanzaran».

Con esta cita, el remero moañés formado en Tirán, entrenado por Arturo Abruñedo, da por concluida su mejor temporada, en la que se estrenaba como sub-23. «Ahora toca disfrutar de unas merecidísimas vacaciones y a ver si puedo estar medio mes en casa después de tantos meses fuera trabajando muy duro», señala.

El año próximo cambiará Banyoles por el Centro de Alto Rendimiento de la Cartuja, en Sevilla. «Mi compañero está en el último año de sub-23 y yo en el primero, pero lo más probable es que sigamos como doble absoluto». Conde ya ha sido también internacional absoluto y está convencido de ir a por más.