Localizan una segunda trampa para ciclistas en Gondomar

Monica Torres
Mónica Torres GONDOMAR / LA VOZ

VIGO

«Si hubiera ido en moto, me habría degollado», relata una víctima

23 abr 2014 . Actualizado a las 20:22 h.

«Por diez centímetros, ese cable no me degolló». El ciclista nigranés José Ramón Pérez Varela es consciente, y así lo recuerda, de que la trampa que alguien colocó en un camino en Gondomar pudo costarle la vida el viernes. Se trataba de un cable de acero de un centímetro de grosor que cruzaba una pista de cuatro metros, atado a 170 centímetros del suelo entre dos árboles y a escasos 200 metros de varias casas.

Agentes del Seprona han inspeccionado ya la zona y la Guardia Civil investiga los hechos, similares a los que se denunciaron en montes de Oia en noviembre. El malestar es proporcional al riesgo que entrañan estas prácticas ilegales que algunos vinculan con un supuesto uso para acotar zonas para el ganado, igualmente ilegal. Sin embargo, la altura media de los cables localizados invita a pensar en otras intencionalidades por parte de quien o quienes lo colocasen.

Miembros del Motoclub Dagan retiraron hace un mes otro de estos artilugios mortales en la misma parroquia de Morgadáns. «Tenía un centímetro de grosor y estaba atado entre dos árboles, a un metro y medio del suelo en una pista paralela a nuestro circuito», confirmó ayer David Dagan. Desde su sede advierten de los riesgos. «El único fin de estos cables es hacer el mayor daño posible a quienes disfrutamos de nuestros montes», insisten.

José Ramón Pérez tampoco encuentra justificaciones. Experto piloto sobre dos ruedas, podía haber pasado por la zona en su moto. Las consecuencias al doble de velocidad hubieran sido fatales. «Si nos llega a pasar en moto me quedo en el sitio», dice. «Lo que me salvó fue la curva, porque me hizo decelerar en la bajada. El cable no se veía y me lo topé a 30 metros, frené y por eso me dio debajo del hombro y caí al suelo», recuerda. Nunca pensó que le pudiera pasar. «Había visto fotos en las redes sociales pero nunca me lo había llegado a tomar en serio. Solo puede ser para hacer daño», afirma. Nada le apartará de su pasión por las dos ruedas, aunque avanza que «ya no volveré a salir de noche, porque los cables no se ven».

Todos urgen una actuación inmediata de administraciones y fuerzas de seguridad para frenar esta práctica.

Agentes del Seprona ha inspeccionado la zona e investigan lo ocurrido