Un joven abandonó el barco en el monte «porque era muy grande»

Monica Torres
mÓNICA TORRES GONDOMAR / LA VOZ

VIGO

xose anton arauxo

Compró la embarcación por Internet y «no tenía dónde guardarla»

10 mar 2014 . Actualizado a las 11:50 h.

La divulgación de la insólita localización de un barco en medio de un monte de Couso ha ayudado a resolver el misterio. Un joven de Gondomar llamó voluntariamente al presidente de la comunidad de montes de Couso, Xosé Antón Araúxo, para confesarse autor del abandono de la embarcación.

El representante de la entidad ya había notificado los hechos en el cuartel de la Guardia Civil de Gondomar, pero retiró la denuncia tras la declaración voluntaria del joven.

«La prioridad es concienciar a los vecinos sobre el hecho de que el monte es para disfrute de todos y que, por lo tanto, también es obligación comunal ayudar a conservarlo», explicó el presidente de la comunidad de montes. Por ello, el joven ha aceptado «pagar» el abandono del barco en el monte con tres jornadas de ocho horas de trabajo limpiándolo. Se trata de una medida de educación medioambiental a la altura del vertido que ha sufrido el monte.

Las condiciones climatológicas y la decisión con la que actuó la comunidad de montes retirando la embarcación en cuanto se localizó evitaron daños mayores. Pero si insólito fue el hallazgo, no menos asombroso fue el último viaje de la embarcación.

Según explicó el presidente de la comunidad de montes, Xosé Antón Araúxo, el joven, de unos veinticinco años de edad, le explicó que «quería tener un barco para salir a pescar, lo compró por Internet y, cuando ya lo había pagado, se encontró con que era más grande de lo que se suponía».

Relato

«Me dijo que no tenía dónde guardarlo, así que lo dejó en el monte», indica Araúxo. El joven habría pagado 500 euros por la embarcación, que compró en Chapela el viernes de la semana pasada, cuatro días antes que se localizara en dique seco en el monte de Couso.

Los comuneros aún no han decidido el destino final de la embarcación, aunque no faltan alternativas. Las más populares son la de guardarlo para los próximos carnavales, y así evitarse hacer carrozas, o utilizarlo en la hoguera de San Juan. No parece que el fuego sea su final porque además la embarcación está en buen estado, aunque el Miñor no es navegable. Hay quien lo ha bautizado ya con el nombre de Barco de Noé a falta de arca. También se baraja la posibilidad de sortearlo.