La Arribada con más plebeyos

m. torres texto BAIONA / LA VOZ

VIGO

Decenas de miles de personas participan en la edición más primaveral de la fiesta, que cumple 16 años ampliando mercado y plan cultural

09 mar 2012 . Actualizado a las 13:56 h.

El primer puerto europeo en conocer y difundir la existencia del Nuevo Mundo está instalado en su Medievo más turístico. De Interés Nacional desde el 2004, continúa sorteando

limitaciones espaciales para crecerse en cada edición. En la más primaveral de estos dieciséis años y tras una amenaza vespertina de lluvia que no fue a más, se alcanzaban los 18 grados ambiente a la par que el presunto lleno. Tampoco fue tal porque, aunque en la sobremesa de la primera jornada parecía tan cubierta la tierra como despejado el cielo, por tierra y por mar seguían llegando nobles y plebeyos. No es de extrañar pues el despliegue de un dispositivo especial de 150 agentes de varios cuerpos y grupos de seguridad que trabajan en la zona durante todo el fin de semana. En «decenas de miles», median la asistencia a media tarde. Tiempo habrá para hacer los números que hace años ya superaron la barrera de los 150.000 y un primer balance perfecto sin ninguna incidencia de importancia al cierre de esta edición.

El abanico de alternativas para todos las edades se multiplicó para los gustos. El público aplaudió la ampliación del mercado por Carabela Pinta y su reciente humanización posibilitó rentabilizar el espacio y los usos. A las siete de la tarde Baiona era un espectáculo por los cuatro costados, con escenarios en cada calle y rincón. Los torneos de justas y el tiro con venablos sentaron a varios cientos en la Praia Ribeira a las seis de la tarde, y el aforo se prolongó por el paseo una hora más tarde para la puesta en escena de la representación teatral de la Arribada del Descubrimiento. La dramaturgia de Avelino Sierra, dirigida por Mónica Sueiro en la que unos cuarenta actores reeditan la llegada del ilustre palermo Martín Alonso Pinzón reunificó los escenarios y centró la atención a partir de las ocho de la tarde.

A esa hora continuaban trabajando sin descanso los fogones de cuanto puesto de comida al aire libre se puede disfrutar en el casco urbano. Los bocadillos de chorizo, las empanadas, tortillas, pinchos fueron de nuevo lo más demandado de la carta medieval. En el capítulo de dulces, además de los Ñoclos de Pinzón, se desmarcaron un año más las filloas o marruchos rellenos, las tartas caseras de casi todos los sabores posibles y, porque el tiempo acompañaba, los yogures de helado que se estrenaron en Baiona el pasado verano; se incorporaron a la dieta de casi todos los asistentes.

La mayoría plebeyos. Porque este año, y según confirmaron las modistas responsables del alquiler de trajes, «casi todos prefirieron los de campesino». Tanto mujeres como hombres, asegura Chita, se inclinaron por el vestuario plebeyo en contraposición con anteriores ediciones en las que la mayoría arribaban como reyes, cortesanos o burgueses. Fuera cual fuese la condición, los alquileres se igualaban en torno a los cuarenta euros por lo que fue más una cuestión de gusto que de precio.

La tasa de ocupación de los barcos que tanto Nabia como Mar de Ons han puesto en servicio durante el fin de semana responden a las expectativas y facilitan la dinámica de la fiesta. Arribaban con más del 50% de su aforo a las cinco y a esa hora ya se reservaban a buen ritmo las plazas de las últimas salidas. La ruta desde Vigo fue la más concurrida y, aunque no se evitaron las retenciones de tráfico en los accesos por carretera, sí se alivaron congestiones.

El campamento de adiestramiento de caballeros o las olimpiadas medievales se midieron con los talleres de artesanía.