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Detrás del clic: Amazon.es procesa 91 pedidos por minuto

Javier Armesto Andrés
javier armesto MADRID / ENVIADO ESPECIAL

OCIO@

La Voz entra en el almacén de la mayor tienda por Internet del mundo

16 abr 2014 . Actualizado a las 20:36 h.

«Trabaja duro. Diviértete. Haz historia». Estas consignas ocupan una pared del centro logístico de Amazon en España, situado en San Fernando de Henares (a 15 minutos del centro de Madrid) y que alberga más de 38 millones de productos físicos. La mayor tienda de Internet inauguró estas instalaciones hace año y medio para dar servicio no solo a los clientes españoles, sino también a los del resto de Europa, e incluso de Latinoamérica y Estados Unidos, que cada vez demandan más libros en castellano. Pero Amazon hace tiempo que dejó de ser una librería en línea y actualmente vende de todo, desde lo último en tecnología a anillos de compromiso. Solo en la categoría de «hogar» hay más de 800.000 productos distintos, desde pequeños electrodomésticos o utensilios de cocina hasta textiles para la casa o artículos de baño.

Entramos en este almacén gigante que tiene una superficie de 32.000 metros cuadrados, equivalente a cuatro campos de fútbol. Es tan grande que, desde las pasarelas superiores da la impresión de que quedan muchos huecos libres. Pero es una ilusión, porque la realidad es que todavía se necesita más espacio, y para ello se ha construido una nueva torre de almacenaje y un sistema de cintas transportadoras para facilitar el movimiento de los productos y el trabajo de los 350 empleados.

Cada vez que un artículo llega al almacén se le asigna un código de barras que permite tenerlo localizado en todo momento. En el centro logístico hay casi 7 kilómetros de estanterías, cien veces la altura de la catedral de Santiago. Pero el sistema está preparado para poder encontrar y procesar un producto en el menor tiempo posible. El día de más actividad fue el 16 de diciembre del 2013: en veinticuatro horas Amazon recibió 130.000 pedidos y se enviaron 91 paquetes por minuto. Todo un reto en medio de las complicadas fechas prenavideñas. «Cada vez los clientes apuran más [a la hora de hacer un pedido] porque saben que Amazon va a responder», explica el director general de la compañía en España, François Nuyts. «Trabajamos desde el cliente hacia atrás: si el cliente quiere un producto mañana, hay que calcular cuánto lleva el transporte, empaquetar el producto, buscarlo en la tienda...», añade.

Laberinto de lineales

Todo está informatizado y el sistema dice al empleado no solo dónde está un artículo, sino qué caja es la más apropiada para enviarlo y hasta con qué transportista va el paquete. Pero como nada es infalible, en el laberinto de lineales y estanterías a veces aparece un producto en el suelo sin identificar, y para ello hay un equipo exclusivo que se encarga de recogerlo y devolverlo a la vida comercial.

Smartphones, taladros, cafeteras, discos, juguetes, relojes... El centro logístico de Amazon -está prevista la construcción de otro en España- es un maremágnum en el que el lector de libros electrónicos Kindle comparte espacio con la última aventura de Peppa Pig. Cada día, la dirección se reúne con los trabajadores para escuchar sus propuestas de mejora, y se compromete a darles una solución en 24 horas. También en eso quieren ser los más rápidos.