El final de «Mad Men»: ¿Decepcionante o no?

La Voz REDACCIÓN

TELEVISIÓN

La historia de Don Draper y sus secuaces se despidió de la audiencia este domingo en Estados Unidos con un inesperado desenlace que llegó a España un día más tarde. Desenredamos todos sus detalles

19 may 2015 . Actualizado a las 12:08 h.

Mad Men ya es leyenda. Empezó a serlo hace algunos años, cuando público y crítica coincidieron en calificar de serie de culto este retrato del American way of life, de mimada estética y personajes complejos. Su último capítulo, estrenado el domingo en Estados Unidos y un día más tarde en España, pone el broche de oro a ocho años, siete temporadas y 92 episodios. El final, inesperado, ha desatado el aplauso y acaparado los halagos de los afortunados que ya lo han digerido. MIsión cumplida.

Mad Men se estrenó en el año 2007. Su arranque fue el pistoletazo de salida de una época sembrada de éxitos para la cadena AMC, que un año más tarde programó Breaking Bad y poco después, The Walking Dead. La gloria de la recién finiquitada ficción le debe mucho a Jon Hamm, que logró hacer creíble el personaje de Don Draper, protagonista indiscutible de la historia, el auténtico «Mad Men». A Don Draper se le recordará paradójicamente como un hombre frágil, un hombre que lo tuvo todo y que, a pesar de eso, no supo ser feliz.

Al final de la séptima temporada de Mad Men, el espectador llega con un puñado de imágenes grabadas en su retina que nunca olvidará. Desde sus impecables títulos de crédito -una obra de arte en sí misma- hasta el descubrimiento de la verdadera identidad de Draper, pasando por el significativo capítulo que cierra la primera entrega de la serie, la violación de Joan, el embarazo de Peggy o el Zou Bisou Bisou de Megan. Pero hay muchas más. El rico elenco de personajes que rodean a Draper construyen un singular universo que arroja luz sobre el mundo de la publicidad de mediados del siglo pasado, el Nueva York de los años sesenta, la mentira del sueño americano y la opresión de las mujeres y su despertar social.

A lo largo de más de 60 episodios, Mad Men cuenta una historia de hombres fuertes, dispuestos a conquistar Manhattan, capitaneados por otro hombre que no se quiere. Que no sabe querer a nadie. Mad Men es sobre todo mentira. Justificación y autoengaño. Su creador, Matthew Weiner, modeló esta idea mientras trabajaba como guionista en otra producción de culto, Los Soprano. Decidió entonces recrear una etapa fundamental de la historia americana, la transición hacia la liberación, recurriendo al gancho de la capitalista industria publicitaria, al exceso del alcohol y las drogas como componentes románticos, al patriotismo, a las figuras masculinas, al adulterio, al pecado. Y, después de siete años de ovaciones, ¿cómo ha sido la guinda del pastel de esta maraña de historias que es Mad Men y, sobre todo, qué es lo que sucede con su protagonista?

El final

La última vez que el espectador vio al mujeriego y alcohólico Draper fue en una parada de autobús en Oklahoma, con la intención de dejar atrás su pasado, su familia y sus posesiones y convertirse en un hombre más libre. Don Draper llega al final de Mad Men aparentando ser el atractivo y seductor publicista que los responsables de la ficción presentaron al frente de Sterling-Cooper. Alejado ahora de la agencia y divorciado de su segunda esposa, Megan, con la que vivió una especie de renacimiento, el protagonista se embarca en un viaje de carretera con el que parece querer reencontrarse, y hacer que el espectador se encuentre, al fin, con sus orígenes.

Durante las siete temporadas, Don Draper ha estado huyendo de su verdadera identidad, pasando de puntillas sobre ella. El final ya ha sido catalogado por quienes lo han visto de «inteligente» y «uno de los mejores finales de serie» de la historia de la televisión, pero, a diferencia de lo que la mayoría esperaba, no es un final claro. Distintas tesis ya se han lanzado a descifrar la última escena, que deja en el aire, para el que espectador lo interprete, el futuro de Draper. No, el protagonista no muere. Los títulos de crédito no eran premonitorios. Pero tampoco sabemos si será un buen padre. Ni qué pasará a largo plazo con Peggy o Joan. El protagonista se muestra en un estado de relajación plena, cerca de la completa paz mental. De fondo, suena el I'd Like to Buy the World a Coke de Coca-Cola.