«El Príncipe», punto y seguido

TELEVISIÓN

Lo peor de que una serie tenga éxito es constatar que la elasticidad de su trama será directamente proporcional a su cuota de pantalla

04 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Lo peor de que una serie tenga éxito es constatar que la elasticidad de su trama será directamente proporcional a su cuota de pantalla. A mayor número de espectadores, más capítulos; a mayor congregación público, tramas más estiradas; a mayor cuórum, nuevos vericuetos para llegar al mismo lugar.

Con ese sinvivir nos acercamos al último episodio de El Príncipe, serie protagonizada por chicos guapos y coches lustrosos y en la que nada ni nadie es lo que parece. Ni siquiera Telecinco parece Telecinco durante un rato. El martes emitirá el final de su primera temporada, lo cual implica que dejará al espectador colgado del precipicio hasta nuevo aviso y no resolverá, siempre presuntamente, sus dudas más peliagudas. Si son prudentes sus guionistas no deberían permitir que Fátima y Morey coman perdices todavía, como desea el sector más romántico de la afición, y menos ahora que ella prepara su boda con el lobo con piel de cordero. Y es de esperar que la última entrega tenga reservados nuevos sobresaltos que enreden más el misterio de la célula terrorista de Akrab. Se cerrarán algunas puertas, pero se abrirán otras, para dejar al espectador deshojando la margarita y preguntándose cuán largo y tortuoso será el camino hasta desentrañar toda la verdad.