Entre los personajes citados en los documentos figura Juan Fernández Latorre, fundador de La Voz Una colección de cartas y manuscritos originales de Manuel Murguía fue donada ayer por el escritor Xosé Neira Vilas y su esposa Anisia a la Real Academia Galega. Envueltas en un paño perteneciente a la abuela de Anisia, las cartas fueron recibidas por el presidente de la institución, Francisco Fernández del Riego, que definió como «un exemplo a seguir» la generosidad de la pareja. Neira Vilas, sin embargo, negó el carácter extraordinario de su gesto: «Eu non podo ter na miña casa algo que é de todos os galegos».
12 jul 2000 . Actualizado a las 07:00 h.En la colección figuran 135 documentos, entre ellos cartas cruzadas durante el periodo 1890-1951 entre Murguía y la Asociación Iniciadora y Protectora de la Academia Galega, con sede en La Habana. Como presidente de la Academia, Murguía era responsable de la administración de sus fondos. Debía responder ante el Centro Gallego de La Habana, cuyos miembros mantenían financieramente la institución. En las cartas se detallan las penalidades de los académicos para mantener las actividades. La falta de liquidez obligó en varias ocasiones a suspender la publicación del boletín, sin mencionar los problemas para pagar alquileres o nóminas. Patrimonio común Estos documentos forman la base de la última obra de Neira Vilas, Manuel Murguía e os galegos da Habana. El autor consideró oportuno publicarla al saber que este año el Día das Letras Galegas estaría dedicado a Murguía. La colección aporta información sobre las relaciones de Murguía con personajes relevantes de la cultura gallega. Curros Enríquez o Fontenla Leal figuran entre los personajes citados, así como el fundador de La Voz de Galicia, Juan Fernández Latorre, a quien el marido de Rosalía dedica «comentarios elogiosos», según manifestó el escritor gallego. No es la primera vez que el matrimonio hace donativos a la Academia. Dibujos de tinta de Castelao, un rizo del cabello de Rosalía o un cuadro del pintor Arturo Souto fueron ya entregados en ocasiones anteriores. Para el escritor, estos gestos no son más que un acto de patriotismo, y animó a que otros siguieran su ejemplo: «Para min é inmoral que alguén teña documentos inéditos e non os entregue á Academia. Eu non podo ter na miña casa algo que é patrimonio común de todos os galegos».