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El fin de una plataforma mítica que surgió tras una cirugía naval en Astano

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL

SOMOS MAR

La plataforma, antes de zarpar de la ría.
La plataforma, antes de zarpar de la ría. ASPA

El astillero usó en los 90 la proa y la popa de un buque-dique ruso para construir el Petrojarl Foinaven, que será desguazado en Dinamarca

11 feb 2023 . Actualizado a las 23:46 h.

No hubo reto que se le pusiese a la antigua Astano por delante que no salvase con éxito. Y con nota. Tras la reconversión naval de mediados de los ochenta, que dejó conmocionada la comarca y obligó a reinventarse al astillero, este volvió a subir al podio del sector naval mundial en el segmento de la construcción de plataformas petrolíferas, con proyectos que hicieron que las principales compañías del sector confiasen sus unidades a un astillero que se crecía con cada desafío. A mediados de los noventa, el consorcio formado por Golar Nor y McDermott International encargaron a Astano la construcción de una unidad flotante de producción y almacenamiento (FPSO) que implicó la transformación de parte de un antiguo buque-dique ruso que se utilizaba para transportar submarinos, al que se añadió una parte central, de nueva fabricación.

De aquella operación de cirugía naval —del dique se usaron la proa y la popa— salió el Petrojarl Foinaven, una plataforma que ha tenido una vida útil de un cuarto de siglo en el Mar del Norte y cuyo armador, la naviera Teekay, ha decidido desguazar al llegar al fin de sus días operativos. Su «reciclaje verde», como ha anunciado la compañía adjudicataria de esas tareas — Modern American Recycling Services (MARS) Europe— se llevará a cabo en uno de los puertos de referencia de Dinamarca, el de Frederikshavn, en donde culminará una historia que comenzó hace casi 30 años, en el verano de 1994, cuando Astano dio a conocer que se había impuesto a astilleros japoneses y alemanes en la obtención de ese contrato.

En aquellos momentos, la factoría de Perlío contaba con otros pedidos, aunque de trascendencia menor: una barcaza anglo-italiana y parte de una unidad para el astillero de Puerto Real (Cádiz). Uno de los grandes retos que planteaba aquella obra fue el plazo ajustado de ejecución, además de implicar a la división de Reparaciones del astillero y también al área de nuevas construcciones.

Botadura de la parte central de la plataforma, en agosto de 1995.
Botadura de la parte central de la plataforma, en agosto de 1995. ASPA

«Fue un proyecto muy interesante», recuerda Amable Dopico, director del astillero en varias etapas, y también durante la materialización de la plataforma. Evoca que la construcción del Petrojarl Foinaven llegó a simultanearse con la fabricación de otro de los emblemas de la factoría en el segmento off-shore, el Captain, de Texaco. «Aunque se había ido mucha gente por la reconversión, en aquellos momentos éramos unas 3.000 personas en el astillero. Había técnicos especializados en el off-shore, informáticos, ingenieros, especialistas en automoción...», explica. Dopico subraya con orgullo que el astillero, en muy pocos años, pasó de ser ajeno por completo al segmento de las plataformas petrolíferas a estar en la vanguardia mundial del sector. Por eso, lamenta la decisión de la compañía pública de eliminar las gradas de la factoría de Perlío, por la que se deslizaron impresionantes artefactos. «Me parece que se podrían buscar otras soluciones para ganar más espacio para la eólica marina sin necesidad de suprimir las gradas», asevera.

En aquellos años de transformación de la actividad, Julio Abelleira era el presidente del comité de empresa de Astano. «Fue una transformación muy importante», recuerda, que movilizó a un gran número de trabajadores sin que en esos momentos estuviesen reguladas muchas de sus condiciones laborales. «Hubo una huelga porque había empresas que negociaban a nivel individual con sus trabajadores y había muchas desigualdades. Al astillero se le valoró el trabajo, pero se hacía contra reloj», evoca.

En la primavera de 1995, la factoría acometió la cirugía naval del buque-dique ruso Anadir, del que diseccionó la proa y la popa. Después de poner a flote la parte central de la plataforma —en agosto de ese mismo año—, que se había construido en las instalaciones de Perlío, en el otoño se produjo el ensamblaje de todas las partes. Y ese esfuerzo titánico para cumplir los plazos comprometidos con el armador se concretó en una plataforma petrolífera de más de 250 metros de eslora (largo), 34, de manga (ancho), y capacidad para cargar 300.000 barriles de crudo. La naviera British Petroleum fue la encargada de operar la unidad, que partió de la ría en 1996 después de haber experimentado otros acontecimientos singulares. En plena discusión en los astilleros públicos por la intención de la dirección de prescindir del negocio de Reparaciones, los trabajadores ocuparon la unidad, en la que desplegaron una pancarta reivindicativa. Antes de partir hacia el Mar del Norte, una treintena de miembros de su tripulación se intoxicaron, lo que derivó en una investigación en la ría. El Petrojarl Foinaven ya se ha despedido de su vida operativa, pero forma parte de la memoria colectiva de aquellos que forjaron episodios brillantes del sector naval de Ferrolterra.