Los dentistas gallegos piden que haya empastes en atención primaria

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La salud bucodental en el Sergas
La Voz

Creen que hay que reabrir el debate sobre salud bucodental en la Seguridad Social

21 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Por qué la Seguridad Social no hace limpiezas de boca o empastes sencillos? ¿No es prevención igual que hacer ecografías en el embarazo o tomar la tensión? ¿Se entendería una atención sanitaria en la que los cardiólogos solo viesen infartos? Este es el debate sobre una salud bucodental pública que los dentistas gallegos quieren abrir a raíz de los casos Funnydent y Vitaldent, que son diferentes pero ambos han llevado a los titulares las contradicciones del sistema sanitario.

¿Hay suficientes dentistas para una buena atención?

El Consejo General de Odontólogos calcula que hay uno por cada 1.736 gallegos, pero si se trata de dentistas de la Seguridad Social solo hay 1 por cada 25.000. En las 86 unidades de salud bucodental en centros de primaria en Galicia hay 104 odontólogos trabajando y 103 higienistas.

¿Por qué esa diferencia?

Cuando Europa exigió que los dentistas no fuesen estomatólogos sino que tuviesen su propia titulación, en España había muy pocos especialistas. En 1999 estaban colegiados 16.000 y en el 2012 había 32.000, el doble. Ahora mismo, el 60 % de los graduados salen de las universidades privadas. Los colegios de odontólogos piden numerus clausus para adaptar la oferta a la demanda. Como no se hace, hay muchos titulados en paro, otros trabajando diez horas diarias por 900 euros, y otros han emigrado (el 24 % de los titulados en el 2009 se marchó a otros países de la UE). En cambio, en la Seguridad Social hay un enorme déficit de profesionales. En Galicia hay 86 unidades en atención primaria, es decir, como si en Santa Uxía de Ribeira solo hubiese un dentista.

¿Qué se hace en una unidad pública de salud bucodental?

Debería centrarse en la prevención y en la sensibilización de hábitos higiénicos adecuados, pero en la práctica un odontólogo apenas tiene unos minutos para cada paciente -puede atender unas 20 o 30 personas en una mañana-, y se dedica a la extracción de dientes; si es una muela y requiere puntos, por ejemplo, remite al paciente a Ciruxía Maxilofacial, en el hospital.

Según el Sergas, los dentistas de primaria atienden procesos agudos incluida la extracción de dientes y hacen seguimiento de poblaciones específicas (personas con discapacidad). A las embarazadas se les hace una exploración, se les da educación para la salud bucodental y una limpieza si es necesaria.

Otra cosa es la población infantil. Desde el 2006, los niños de 6 a 14 años están mucho mejor atendidos: educación bucodental, revisiones periódicas, diagnóstico, aplicación de flúor tópico, sellado de fisuras en la dentición permanente y empastes básicos en los primeros molares permanentes.

¿Qué sería lo ideal?

Asumiendo que la Seguridad Social no puede atender todas las demandas de la población, el presidente del colegio de dentistas de Pontevedra-Ourense, Segundo Grandío, cree que debería haber un mínimo de atención siguiendo lo que se hace con los niños: «En algunos países europeos, los ciudadanos -explica- tienen una cartilla y son llamados a revisiones dentales periódicas, en función de su caso. La sanidad pública financia sellados, limpiezas y empastes, pero solo si vas a las revisiones, claro»; un sistema, si no el mejor, mucho más adecuado que el español.

¿Un buen sistema público no afectaría al negocio privado?

En este punto los colegios de dentistas gallegos lo tienen claro: «Nosotros no tenemos una empresa, tenemos una clínica», dice José María Suárez Quintanilla, presidente del colectivo coruñés. Y su homólogo vigués incide en lo mismo y recuerda que el Estado debe cuidar a sus ciudadanos.

Además, ambos asumen que hay espacio para todos, siempre que no haya una burbuja de titulados, obviamente. Segundo Grandío entiende que el Sergas no tendría que encargarse de la cuestión «estética o de los implantes», eso es algo que quedaría para la atención privada. Además, hay mucha gente que a pesar de tener la opción pública prefiera ser atendido desde el principio en un espacio privado por otro tipo de cuestiones, desde confianza a comodidad, por ejemplo.

¿Una buena atención pública tiene efectos rápidos en la salud de la población?

No muy rápidos, dice Grandío, pero no hay duda de que los tiene. La estadística de la Xunta refleja que en los años noventa, el 90 % de los niños de 12 años tenían caries y en el 2010 era solo el 40 %. Y los especialistas lo corroboran en el día a día: «Antes lo raro era vera a niño con brackets y ahora es justo al revés», resume gráficamente Grandío. Con los adultos pasa otro tanto, y la gente menor de cincuenta años ya no va al dentista con miedo.

Eso sí, todavía falta mucha labor de prevención. Segundo Grandío recuerda un caso concreto: «Desde la Sociedad Española de Periodoncia [SEPA] hicimos una campaña gratuita para revisar las encías y yo, que soy especialista, solo tuve tres o cuatro pacientes, y eso que el 60 % de la población mayor de 30 años tiene problemas de encías».