La gran «chapuza» policial es la esperanza de Pistorius

p. chindiñas REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El atleta recibió el cariño de su hermana Aimee.
El atleta recibió el cariño de su hermana Aimee. Phil Magakoe< / span>

La policía contaminó el lugar del crimen de modo reiterado

15 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Oscar Pistorius compareció ayer de nuevo ante la jueza Thokozile Masipa. En esta ocasión para escuchar el relato de la escena del crimen. Y para, sorprendentemente, revelar que la policía llevó a cabo una tarea cuando menos deficiente.

Los agentes que acudieron a la casa del atleta para estudiar el asesinato de su novia Reeva Steenkamp el 14 de febrero del 2013 contaminaron pruebas esenciales, comenzando por el arma. Según declaró Giliam van Rensburg, policía jubilado el año pasado, «El experto en balística manipulaba el arma sin guantes. Ya había retirado el tambor, cuando llegó Rensburg a la casa. «Yo le pregunté: ¿Qué haces? Él me dijo lo siento, lo puso en su sitio y entonces sacó los guantes de su bolsillo», añadió.

Pero no queda ahí la chapuza policial. Rensburg ordenó enviar bien custodiada a su comisaría de Boschkop la puerta del baño sobre la que Pistorius supuestamente disparó a Reeva. En el trayecto, la puerta sufrió daños en varios de sus fragmentos. El exagente también apuntó a que a estas deficiencias se sumó otra: la desaparición de uno de los relojes de lujo que tenía el atleta sudafricano. En el lugar del crimen había una caja ensangrentada sobre un bafle musical con ocho relojes y, uno de ellos, el que costaba unos 7.000 euros, no volvió a aparecer.

La nefasta praxis policial ya se había hecho patente en las fechas posteriores al crimen; prueba de ello es que el jefe de los inspectores, Hilton Botha, fue apartado de la investigación el mismo mes de la muerte violenta de Reeva, cuando las irregularidades en la investigación coparon los titulares de los principales medios del país.

Otro bajón de Pistorius

El atleta con prótesis de titanio en sus piernas volvió a desfallecer durante la décima jornada del proceso en Pretoria. Fue la descripción del lugar del crimen, con todo lujo de detalle, lo que generó en el deportista un nuevo e incontrolable acceso de vómitos. A su lado estuvo en todo momento su hermana Aimee, que se sentó a su lado y se mostró muy cariñosa con el acusado.

Durante el juicio el fiscal volvió a arremeter contra Pistorius, sin embargo, la defensa aprovechó la narración del caos policial para alegar severas contradiciones en los informes que elaboró la policía. El abogado del atleta Barry Roux basó su exposición en demostrar, con el interrogatorio a dos policías, que en la noche del crimen los agentes habían cometido errores de consideración en la obtención de huellas digitales.