El Ministerio de Sanidad no fue capaz de aclarar ayer qué criterios médicos se han seguido para decidir que es mejor no vacunar a los niños de varicela. No ha justificado la idea que arguye de que al proteger a la población infantil se corre el riesgo de más brotes en la edad adulta -mucho más graves para la salud- y de un incremento de los casos del herpes zóster. Estos dos puntos son, para las agrupaciones de pediatras consultadas, apreciaciones acientíficas, no demostradas ante la comunidad internacional.
Preguntado ayer el Ministerio de Sanidad por los criterios en los que se basó este retraso en la vacuna -en algunas comunidades se aplicaba a bebés de un año y ahora se pospone hasta los 12 siempre y cuando el niño no haya pasado la enfermedad-, desde el organismo estatal se remitió a la directora xeral de Saúde Pública de la Xunta, en tanto ella participó en las reuniones de la Comisión Interterritorial de Salud -formada por ministerio y comunidades autónomas-, donde se decidió unificar el calendario de vacunas. La Consellería de Sanidade declinó cualquier explicación al respecto indicando que era una decisión conjunta de todo el Estado y correspondía al ministerio dar la información.
Tampoco aclaró el Ministerio si la Agencia Española del Medicamento (Aemps) ha dado orden de retirar de las farmacias las vacunas contra la varicela. Insinuaron incluso que posiblemente sean los laboratorios los que no quieren poner a la venta sus vacunas, ya que su período de caducidad es muy corto y esperan poca demanda.