Kate Middleton: la madre del futuro rey de Inglaterra

AFP

SOCIEDAD

A sus 31 años la joven afronta la tarea de criar al tercero en la línea de sucesión al trono

23 jul 2013 . Actualizado a las 00:51 h.

Convertida a pesar de sus orígenes plebeyos en una baza para la monarquía británica desde su boda con Guillermo, Kate Middleton afronta ahora la tarea de criar al futuro monarca, una nueva etapa en un recorrido hasta ahora sin tropiezos.

A sus 31 años, la duquesa de Cambridge ha dado un futuro heredero a los Windsor, conforme a las expectativas reales, más de dos años después de haberse casado con el nieto de la reina ante cientos de millones de telespectadores en todo el mundo.

Un nacimiento que refuerza todavía más la imagen modelo de la futura reina consorte. Con su sonrisa impecable y su soltura en sociedad, esta esbelta morena de ojos verdes ha demostrado ser una profesional de las relaciones públicas.

Recibiendo de buen grado flores, osos de peluche o pijamas entre la muchedumbre, echándose en los brazos de Guillermo para festejar las victorias británicas durante los Juegos Olímpicos de Londres o jugando al hockey con tacones durante una visita a su antiguo colegio, esta joven, deportista, seduce por su aparente sencillez y por su naturalidad.

Ha sabido hacerse un lugar, a pesar de las inevitables comparaciones con la que hubiera sido su suegra, la princesa Diana. Según un sondeo YouGov de junio, 79% de los británicos tienen de ella una opinión positiva.

La Kate Middleton de los inicios, novia paciente y discreta, ha ganado seguridad, asumiendo cada vez más compromisos y discursos en solitario. Su estilo de vestir, una mezcla de ropa de diseñador y de marcas de gran consumo, es una referencia para el público, y todo lo que se pone se agota rápidamente en las tiendas o en internet.

Pocos son los que se atreven a criticarla, y cuando la novelista Hilary Mantel habló en febrero pasado de «una muñeca sin personalidad» cuya «única razón de ser es dar a luz», sus comentarios fueron recibidos con indignación por la prensa.

Hasta el primer ministro británico salió a defender a esta «magnífica embajadora del Reino Unido».

También había provocado enojo unos meses antes la publicación en una revista francesa de unas fotografías de la joven tomando el sol en topless en una casa durante unas vacaciones en la Provenza.

Guillermo, decidido a proteger a su esposa de los paparazzi que perseguían a su madre, interpuso una demanda. Los diarios sensacionalistas británicos, generalmente poco pudorosos se abstuvieron de mostrar el pecho real. El Sun pidió incluso buscar a la «rata» que captó las imágenes.

Esto no impide sin embargo que la prensa británica cubra todo lo que hace Kate Middleton, que copa numerosas portadas. Cada una de sus apariciones es una oportunidad para examinar su silueta, su peinado y durante los últimos meses su barriga.

Kate Middleton, por su parte, sólo habla para pronunciar algún discurso en actos de las organizaciones benéficas o las asociaciones en las que ocupa cargos de honor. Pero detrás de su sonrisa, su personalidad continúa siendo en gran parte un misterio.

El príncipe Guillermo, que la conoció en 2001 en la universidad escocesa de St Andrews, donde la joven se licenció en Historia del Arte, asegura que tiene un «gran sentido del humor».

«Es una mujer con carácter, tiene su propia idea sobre la manera como debe honrar su función y prepararse para ser reina», opinó Patrick Jephson, ex secretario privado de Diana.

La joven y su marido muestran cierta independencia en relación a las tradiciones reales en muchos aspectos: la pareja redujo el personal que los rodea y parece deseosa de ocuparse de su bebé lo máximo posible.

Catalina, que es la mayor de tres hermanos, ha seguido manteniendo una relación muy cercana con su familia. Se lleva muy bien con su madre, Carole, una exazafata que hizo fortuna junto con su esposo Michael con una empresa de artículos para fiestas.

Su hermano James y su hermana Pippa, más mundanos, suelen aparecer a menudo en la prensa. Pippa, que causó sensación en la boda real con un ajustadísimo vestido, capitaliza su experiencia en cuestión de fiestas, tema al que dedicó un libro, y escribe regularmente en la revista Vanity Fair.

Pero contrariamente a su hermana mayor, es blanco de las críticas: sus consejos son objeto de burlas y han dado lugar a parodias en las redes sociales.