Sergio Álvarez Moya permaneció prácticamente toda la jornada al lado de su mujer, Marta Ortega, con una breve salida de apenas sesenta minutos a la hora de comer, acompañado por su madre, Margarita Moya.
Fue a su regreso al hospital cuando, muy sonriente y sin ocultar su satisfacción, el jinete asturiano se refirió al pequeño. A preguntas de los periodistas, el feliz padre confesó que aún no sabe «a cuál de los dos se parece más», y dio las gracias a la prensa.
El nacimiento del cuarto nieto del dueño de Zara se convirtió de inmediato en la noticia del día en la ciudad y no fueron pocos los que aprovecharon diferentes tribunas públicas para trasladar sus felicitaciones a la familia Álvarez Ortega.
A las puertas del Hospital Quirón la expectación fue máxima durante toda la jornada, con los periodistas de numerosos medios de comunicación tratando de recabar detalles en medio de la absoluta discreción con la que se desarrollaron los acontecimientos.
De hecho, el corro de periodistas y cámaras fue para muchos de los usuarios del centro, ajenos al vaivén de visitas y entradas de los familiares, la señal de que algo estaba sucediendo en el interior.
Ni siquiera la llegada de regalos para el recién nacido y la madre alteró la actividad habitual. Durante las primeras horas de vida del pequeño Amancio, apenas un par de centros de flores se recibieron en la clínica, que desde ayer cuenta con personal de seguridad custodiando los diferentes accesos.