El problema real es el Concilio Vaticano II

juan lara c. vaticano / efe

SOCIEDAD

25 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La expulsión de Williamson remueve uno de los obstáculos para el regreso de este grupo cismático al redil de la Iglesia católica, aunque permanecen otros, como es la aceptación del Concilio Vaticano II, que rechazan.

Los lefebvrianos surgieron en 1969, cuando el arzobispo francés Marcial Lefebvre (1905-1991) creó la Fraternidad San Pío X, asociación tradicionalista que rechaza frontalmente el Concilio Vaticano II -al que considera una «herejía»- y las «destructivas» reformas surgidas del mismo. Este grupo, que defiende a ultranza el rito preconciliar, desató un cisma en la Iglesia católica en 1988, cuando Lefebvre ordenó sin permiso de Juan Pablo II a cuatro obispos, entre ellos Williamson.

En aras de buena voluntad para que vuelvan al redil, Benedicto XVI liberalizó en el 2007 la misa en latín y en el 2009 levantó las cuatro excomuniones. También les ha ofrecido una prelatura personal, similar a la que tiene el Opus Dei, si regresan a Roma. Pero todo ello les ha parecido poco.

El pasado año el Vaticano les entregó un «preámbulo doctrinal» con las condiciones para volver, cuyos puntos se desconocen. Una reunión del jefe lefebvriano, el obispo Bernard Fellay (uno de los cuatro a los que el papa levantó la excomunión), con el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Williams Levada, terminó sin avances.

Los lefebvrianos ponían tres condiciones básicas para volver a Roma: poder celebrar la misa en latín, nombrar a sus propios obispos y poder criticar públicamente el Concilio Vaticano II. Lo primero ya lo han conseguido y el verdadero problema es el concilio, que desde Roma se considera vinculante. Expertos en este grupo no descartan una escisión, y que el grupo menos radical se integre en la Iglesia.

La Hermandad de Pío X cuenta con cuatro obispos, 500 sacerdotes y más de 200.000 fieles.