Emma Bonino, eurodiputada que recibió ayer en Vigo el premio Alecrín Apoyar tecnológicamente a las asociaciones de mujeres árabes y africanas que se oponen a la ablación es el principal proyecto que actualmente tiene entre manos la eurodiputada y ex-comisaria de Pesca Italiana Emma Bonino, conocida por su labor en Afganistán. Ayer estuvo en Vigo para recibir el premio Alecrín, a la defensa de los derechos de las mujeres, en una cena organizada por la Asociación de Estudios Sobre a Muller Alecrín. La Asociación Nacional de Locales de Alterne recibió este año el premio Alacrán
29 jun 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Conocida por su campaña a favor de los derechos de las mujeres afganas, Emma Bonino centra ahora todos sus esfuerzos en luchar contra la mutilación genital femenina. Hasta tal punto que confiesa que desconoce la reforma pesquera que propugna su sucesor al frente de la Comisión Europea de Pesca Franz Fischler -¿En qué consiste la campaña contra la ablación? -La amenaza de ablación ha sido uno de los criterios incluidos en el Estatuto Europeo de Refugiados. A nivel institucional lo hemos hecho casi todo. El trabajo consiste ahora en apoyar desde la Comisión Europea a los grupos de mujeres que están luchando desde hace muchos años en África y los países árabes. Es un proyecto muy novedoso. Trata de fortalecerlas con tecnología, para que puedan estar conectadas con el mundo y, sobre todo, entre ellas a través de Internet. Tambén se les proporcionará el material necesario para hacer campañas de prensa. Trabajamos con un grupo de periodistas que van a lanzar una campaña radiofónica en Tanzania, donde la radio llega a todas partes. También con líderes religiosos locales y abogados. Promovemos una convención internacional. El 25 de noviembre, Día Contra la Violencia Contra la Mujer, publicaremos un llamamiento internacional y luego organizaremos una gran conferencia con todos estos grupos en marzo en Adis Abbeba -¿Qué opina de la situación de la mujer en Europa? -Mirando hacia atrás, en los últimos 25 años hemos avanzado mucho, hemos hecho progresos increíbles, pero eso no significa que hayamos terminado. La historia demuestra que las cosas pueden cambiar. La situación de la mujer en la sociedad y la necesidad de respetar su dignidad todavía no se ha aplicado totalmente, pero por lo menos, como principio, ya nadie lo pone en duda y culturalmente nos parece muy importante.