Obradoiro, Sar y éxtasis

M.G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

PACO RODRIGUEZ

03 may 2012 . Actualizado a las 17:37 h.

A la tercera fue la vencida y el Obradoiro no dejó escapar la oportunidad de sellar la permanencia en la ACB. Ante una afición volcada, en un partido pleno de corazón y cabeza, doblegó a un correoso Valencia y deja que la última jornada quede a beneficio de inventario, para uso y disfrute de su gente. Juntos, equipo y seguidores, hicieron cima en la penúltima jornada.

Una vez más fue un triunfo colectivo, pero la justicia divina quiso dejar unos últimos minutos celestiales para un héroe que jugó toda la temporada con una rodilla de madera y un corazón de oro. Oriol Junyent se erigió en estilete anotador de los minutos finales y llevó el éxtasis al apasionado recinto santiagués.

Protagonistas inesperados

También reclamaron su cuota de protagonismo los dos nombres propios que más desazón han llevado durante el curso a la grada. Milt Palacio completó un partido soberbio, sobre todo en el último cuarto. Y Ebi Ere por momentos se pareció al que se esperaba que fuese desde el mes de octubre. Parece como si los dos se estuviesen reservando para la gran noche. Y no conviene olvidar el caudal de puntos que llegaron de la mano de Corbacho, de nuevo letal. Pero sería injusto personalizar, porque ganó el colectivo, que supo sufrir para disfrutar.

El partido comenzó de la peor de las maneras posibles, con el Obradoiro enredado en ataque y el Valencia infalible en los triples. Así, en un visto y no visto, el marcador se puso con un inquietante 0-10, frenado por una acción de garra de Andrés Rodríguez, con doble y adicional.

A partir de ahí empezó a ajustar mejor su defensa el colectivo de Moncho Fernández. El perímetro naranja dejó de producir y los pívots no conseguían recibir balones con facilidad. Así, pasito a pasito y con Lasme haciendo mucho daño en la pintura, el Obradoiro logró igualar la contienda a la conclusión del primer acto.

El segundo discurrió por cauces de igualdad, con el conjunto local intentando dar el estirón y con los árbitros, especialmente Martínez Díez, saliendo al cruce. Un triple de Ebi Ere dejó el electrónico al descanso con 34-30 y todo por decidir.

Tras el tiempo intermedio el Valencia endureció sustancialmente su defensa y se encomendó en ataque a la hiperactividad de Caner-Medley. Consiguió atascar el ataque santiagués, pero sufría mucho para encontrar resquicios en su camino hacia el aro local, con excepción del pívot americano. A la conclusión del tercer acto seguía casi todo igual: 50-49.

Desenlace magistral

Y arrancó el último con amenaza de tormenta, porque un parcial 0-5 puso por delante al equipo de Perasovic. Cuando peor pintaban las cosas, Ogilvy cometió una personal acompañada de técnica. Fue un punto de inflexión que aprovechó el Obradoiro para anotar diez puntos de un tirón y coger seis de renta.

Los defendió con uñas y dientes, con Palacio magistral al volante, sabiendo jugar con las cinco personales que ya había acumulado el Valencia en su casillero. Y con Oriol impartiendo magisterio en la bombilla, jugando de cara, de espaldas o de lo que se terciase. Fue otra curiosidad de la tarde noche en Sar: durante toda la temporada hubo debate acerca de que se echaba en falta un cinco y el gran día decidió un cinco que se multiplicó como si fuese veinticinco.

Y las últimas líneas de una jornada histórica son para una afición que se manejó desde la grada con la misma determinación que el equipo. Fue, una vez más, una hinchada superlativa, que probablemente se superó a sí misma, y parecía imposible. El equipo no titubeó. La grada tampoco. Y todo salió redondo, como si fuese una boda.

Moncho Fernández arrancó la singladura con una frase: «Vamos a hacer historia». Y así ha sido. Compostela conserva su plaza en la Liga Endesa.

Parciales en cada cuarto: 14-14 / 20-16 / 16-19 / 26-13

Árbitros: García Ortíz, Araña y Martínez Diez. Muy desacertados.

Incidencias: Multiusos Fontes de Sar. La mejor entrada de la temporada. Se rozó el lleno. Extraordinario ambiente en las gradas.

Decantó el triunfo en un fantástico último cuarto, con Oriol impartiendo magisterio