Una intrahistoria de Pontevedra

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

RAMON LEIRO

Roberto Taboada acaba de publicar su libro «Mi familia», en el que, a través de la vida de sus antepasados y descendientes se pueden vislumbrar retazos de la vida social de la ciudad

13 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Mi familia. Este es el título del libro que acaba de ver la luz de la mano de Roberto Taboada Rivadulla, exconcejal, exdiputado autonómico y exconsejero de RTVG siempre desde las filas socialistas, y en el que se ofrece una suerte de historiografía local de Pontevedra. La obra, que arranca con el bisabuelo del autor, ofrece una serie de detalles de las vidas de algunos de sus más insignes antepasado, sin olvidar a sus descendientes, a través de las cuales, paralelamente, se pueden detectar una serie de retazos que dan forma a lo que fue la vida social de la ciudad del Lérez.

En esta intrahistoria, Taboada recuerda episodios tan curiosos como fue el nacimiento de la Sociedad Filarmónica de Pontevedra, pero también no elude épocas tan oscuras como la dictadura y las consecuencias que tuvo para algunos de sus allegados. De este modo, no puede más que hacer alusión a la familia Poza, deteniéndose, en un primer estadio, en Celestino Poza, quien junto con sus hijos Celestino y Luis, fue detenido tras el alzamiento militar y encarcelado hasta que recobró la libertad en 1941.

De aquella estancia en la prisión de San Simón, el libro rescata dos imágenes: la de Poza caminando por la isla mientras su imaginación lo llevaba a distintos parajes de Pontevedra y la de su negativa, junto con un grupo de evangélicos, a ser confesado por los sacerdotes católicos. «Se salvó de la muerte, pero, además de los años que permaneció en prisión, sus bienes fueron incautados, el sanatorio saqueado...», se recoge en Mi familia.

En el prólogo de esta obra, Roberto Taboada reconoce que su intención principal es realizar un reconocimiento de las personas que transitan por el centenar de páginas del libro. Paralelamente, confiesa que ha buscado otros dos objetivos: plasmar el ingente trabajo documental que desde hace años lleva realizando en el ámbito de su familia y, por otro lado, «dar a conocer, precisamente, la vida y obra en diversas épocas de nuestra historia y en las facetas que se corresponden a su vida profesional».

Acompañado de un gran número de imágenes fotográficas y de reproducciones documentales, el libro recorre distintas épocas del siglo XX. Son décadas salpicadas de episodios que quizás hoy no tendrían mayor repercusión, pero que en aquellos tiempos generaron polémica -como fue la decisión de realizar un enterramiento civil en plena dictadura-, complicidad -los carnavales se denominaban fiestas de primavera para burlar la censura eclesiástica- o asombro -Celestino Poza Pastrana, quien compartió encierro en San Simón con su padre y su hermano Luis, fusilado en A Caeira en noviembre de 1936, terminó siendo condecorado con la medalla al Mérito Militar-.

No cabe duda de que esta concatenación de hechos y anécdotas moldearon el carácter de Roberto Taboada, pero también determinaron, en menor o mayor medida, la idiosincrasia de las sociedad pontevedresa.

En cuanto al autor, también está presente en la parte final del libro, en la que descubre, entre otras cosas, que su mujer es una «gran coleccionista de casas antiguas de juguete», mientras que su otra gran pasión es la música, en concreto, la de acordeón.

Mi familia se convierte entonces en una especie de autobiografía, en un retrato de Taboada Rivadulla que se inicia deteniéndose en las distintas disciplinas artísticas que ha cultivado. En este sentido, recopila algunos de sus escritos como colaborador periodístico, rememora cómo fue finalista de los premios Julio Camba y Luis Tilve o refiere que, gracias a sus dotes pictóricas, fue seleccionado en el segundo Certame Galego de Artes Plásticas en 1982, año en el que lleva su firma el cartel de las fiestas de A Peregrina, que, curiosamente, arrancaron esta semana.

Perfil político

No podía obviar, claro está, su perfil político. «Hoy toca una ojeada, en el túnel del tiempo, a mi faceta política», subraya quien puede presumir de haber compartido escaño municipal con todos los alcaldes que ha tenido Pontevedra en Democracia -con Juan Luis Pedrosa coincidió cuando este ya era líder de la oposición-.

El salto de Taboada a la arena política se produjo en 1987, un mandato que recuerda fue «un autentico infierno para el alcalde -José Rivas Fontán- por sus continuos procesamientos judiciales» y en el que el BNG solo tenía un concejal, Miguel Anxo Fernández Lores, quien hoy es alcalde de Pontevedra. Sus memorias políticas sobrevuelan la recuperación en 1992 del cuartel de San Fernando para la ciudadanía y su conversión en Facultade de Belas Artes, la manifestación de 1993 en defensa de la Facultade de Forestais -«Pontevedra se quedó huérfana de apoyo político, con un alcalde prisionero de su propio partido, que le prohibió apoyar la protesta»- o cómo ya con Lores al frente del gobierno municipal le pidió que dejase «al margen su ideología y cuide la fiesta de los toros»».

Como el mismo Taboada refiere, esta parte de su vida se terminó cuando sufrió «un revés inesperado», que le hizo dar un giro de 180 grados obligándole «a dejar el debate en plenos y comisiones por otros formatos no menos apasionantes como el relato y la documentación».

Mi familia culmina con una mirada al presente y, por qué no, al futuro con una breve semblanza de sus tres hijos.