Josué Camiloni, de El Molino, dice que el secreto está en la masa, que fermenta lentamente durante cuatro o cinco días
17 ene 2024 . Actualizado a las 12:29 h.El argentino Josué Camiloni tiene 38 años y lleva en Galicia desde que cumplió la mayoría de edad. Se vino a Vigo con su madre, a quien le ofrecieron un trabajo en el conservatorio de la ciudad. A Ourense, donde vive ahora, llegó por amor. «Me enamoré de una chica de aquí y me mudé», confiesa. Josué lleva desde los 15 años trabajando en hostelería y en el 2016 decidió emprender por su cuenta. Cogió El Molino, una pequeña pizzería en la calle Remedios, en el barrio de O Couto. «Ya desde niño me gustó trabajar las masas. Recuerdo que con mis amigos en Argentina hacíamos empanadillas y las vendíamos para pagarnos los viajes», dice. La oportunidad de El Molino surgió y Josué no quiso desaprovecharla. «Me atrajo y me arriesgué», comenta. «Quería mantener la esencia de lo que se venía dando ya en este local, pero le puse mi toque. Me enfoqué en tener una gran variedad de pizzas y hacerlas a la manera que le gusta al cliente, tipo napolitanas», explica. Las de este negocio se hornean sobre piedra, algo que repercute en el crocanti del resultado. «La masa tiene entre cuatro y cinco días de fermentación lenta, por lo que queda rústica, sin aceites», explica Josué. Las que más piden son la barbacoa, la Texas (que lleva beicon, cebolla, queso provolone y pimiento) y la cabrita (con queso de cabra, nueces y miel).
Antes de la pandemia tenían una carta más amplia, pero desde el 2020 se centraron en la pizza, que provoca colas a la entrada del local durante el fin de semana, los días más fuertes de trabajo. «Estamos muy agradecidos a nuestros clientes, que después de tantos años siguen confiando en nosotros y disfrutando con lo que hacemos», termina. Sirven en el local o para llevar.