Un mecanismo de propaganda

Eladio Jardón LA VOZ DEL EXPERTO

OURENSE

10 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Muchos dicen que hoy en día ya no hay estrategia, simplemente hay inercia en la política. Los argumentos parece que se agotaron hace ya algún tiempo y los ciudadanos ya están cansados de escuchar los mismos debates en los mismos formatos. Los políticos de siempre deciden comunicarse como si estuvieran hablando con la sociedad de siempre. Se olvidan de las nuevas generaciones, un activo importantísimo para sus intereses electorales. Siguen creyendo que en la comunicación es importante solo en el emisor, olvidándose por completo de lo que los demás piensan. Las redes sociales representan la libertad comunicacional en su máxima expresión. Es en este inmenso espacio donde los políticos podrán encontrar respuestas, es justo en las redes donde los ciudadanos pueden interactuar de la forma más pura con sus representantes. De ahí que esto no tendrá que ser una plataforma a la cual temer, es una plataforma que hay que entender, comprender y gestionar de forma inteligente. Esto suena muy sencillo, pero las redes sociales son más que una acción, son una actitud. Demandan mensajes bien estructurados, disciplina, creatividad al máximo porque esto ya dejo de ser comunicación sin feedback, se trata de sociedades abiertas y transparentes, de ganar adeptos, de que «me quieran» antes de que «me compren». Hoy la mayoría de los políticos sigue sin entender las ventajas de las redes sociales y solo se centran en sus riegos, que por cierto también son aterradores, pero la clave está en ser una persona antes que un político, en mostrar aficiones y opiniones bien sintetizadas, en hablar el idioma de los ciudadanos. Estamos en plena era de la información, las nuevas generaciones se informan y actúan en Internet más que en cualquiera de los medios tradicionales y el efecto viral de un mensaje de 140 caracteres bien comunicado puede ser incontenible. Podemos decir que aquel político que no utilice la tecnología en pleno siglo XXI, no quiere comunicarse con los ciudadanos y, por lo tanto, no es un buen político. Si la clase política está tan desprestigiada es por su escasa capacidad de comunicar. Las redes sociales pueden empezar a limpiar la tan afectada imagen de los políticos en el mundo.