El sospechoso de haber matado a sus padres en Taboadela pide a la jueza que lo deje en libertad

P. S.

OURENSE

30 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

José Miguel Martínez, encarcelado como presunto autor de la muerte a tiros de sus padres el 25 de abril del pasado año en la vivienda familiar de Amendo, en Taboadela, reivindicó ayer su inocencia. Lo hizo ante la jueza de instrucción, a quien pidió que lo dejase libre, pues, a su juicio, la situación en la que se encuentra es «insostenible» y se está alargando demasiado la prisión preventiva.

El sospechoso de las muertes de María Teresa Campos y José Martínez, asistido por el letrado José Luis Carnicero, defendió su inocencia y reafirmó la versión exculpatoria, que lo sitúa en Maceda en el momento en que sus padres perdían la vida. Detalló el detenido sus movimientos el día del suceso y admitió que en sus primeras declaraciones ante la Guardia Civil había dejado de contar algunos detalles, porque en aquel momento, tanto él como su hermana, lo que querían eran estar solos y que los agentes se fuesen lo antes posible. Sostuvo, por otra parte, que nunca había tenido una pistola, que no disparó a sus padres y no buscó coartadas.

Sobre el cambio de declaración de la presunta encubridora, que acabó precipitando el ingreso en prisión de José Miguel Martínez en octubre, dijo desconocer los motivos de ese cambio de versión. Su letrado, en cualquier caso, estima que es irrelevante el testimonio.

Solicitud desde Pereiro

La declaración del presunto parricida, solicitada a la jueza por carta enviada desde la prisión de Pereiro, se produce dos semanas después de que su abogado presentase un escrito de alegaciones por el cauce convencional, para pedir la libertad.

La defensa de este detenido razona que los pretendidos indicios de criminalidad no pasan de ser meras sospechas, al margen de que, como cuestión principal general, la Guardia Civil no ha logrado concretar un móvil que sustente la imputación.

En cuanto a la presencia de un vehículo todoterreno en las cercanías del domicilio de las víctimas, resalta el defensor que se trata de algo «genérico e impreciso» en el sentido de que el vehículo era «parecido».

Sobre la supuesta falta de justificación, por parte del imputado, de su paradero entre las 13 y las 16.30 horas durante el día en que se produjeron las muertes, la defensa subraya que en la instrucción no existen datos que sitúen los fallecimientos a esa hora. El informe forense, de hecho, la sitúa en torno a las tres de la tarde, con un margen de cuatro horas antes o después. Que no llegue a justificar dónde estaba a las cuatro de la tarde sería, por ello, irrelevante.

Sobra la presencia en el volante del todoterreno del sospechoso de restos de elementos químicos (plomo y antimonio) relacionados con la pólvora, la defensa subraya que el vehículo lo había adquirido dos meses antes del suceso y que en los días previos a la toma de muestras lo había conducido otra persona, sin dejar de anotar que son elementos comunes y de uso ordinario como recubrimientos de cables o baterías de coches.

José Miguel Martínez niega la mala relación que le atribuyen con sus padres, aunque admite que estaba muy distanciado de ellos. Lamenta el sospechoso, finalmente, que la Guardia Civil no haya abierto otras líneas de investigación, después de que no apareciesen residuos directos de disparo ni restos de sangre de las víctimas en su ropa.