Cuba libre: la estampida

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

MARTÍN GARCÍA

05 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo de Cuba libre se quedó en el cubata. Es increíble que hoy todavía se siga pensando que el ideal revolucionario no está rajado, con las cuatro ruedas ponchadas (pinchadas, en cubano o en guatemalteco o en mexicano). El coche de la revolución no va a ningún lado y es tan antiguo como los vehículos que circulan por la isla. Es una pena. Los cubanos son especiales. Es una gente estupenda. La cubanía que le llaman la tienen. Hacen gala de ella. Tienen un buen humor y una labia que, a veces, hace que parezcan argentinos del Caribe. Pero tantos años de sufrimiento han tamizado esas ganas de vivir naturales con una melancolía que refleja como nadie uno de sus escritores, prohibido allí: Leonardo Padura. Padura estuvo hace poco en Galicia y fue un festival escucharle. Venía a promocionar su última novela Personas decentes (muy recomendable). El escritor no se mordió la lengua y habló de que en ese libro había querido escribir «una historia. La de mi generación. Tal vez la más preparada y la más sufrida y frustrada de la historia de Cuba». Licenciados que compraron aquellas ideas y a los que el tiempo les venció. Padura ha elegido seguir viviendo en la isla. La Habana se cae a pedazos, pero es fascinante.

Pero no se puede ocultar más la evidencia. 300.000 cubanos salieron en un año a Estados Unidos, como dijo Padura y como escribió en La Voz Amanda Pérez. Una estampida. Padura añadió más datos al pasar por aquí, con esa piel tostada de fumador impenitente de habanos: «Los cubanos salen a Estados Unidos por la ruta de Centroamérica. Desde Nicaragua se consideran que han salido unos 180.000. Los coyotes les cobran 10.000 dólares». Estos números han ido a más, hasta los 300.000 con Biden en el poder y la relativa apertura a recibirlos. También siguen muriendo ahogados en las aguas entre la isla y Florida. No todo el mundo tiene los 10.000 dólares para pagar una ruta que de todas formas es muy peligrosa. Un vuelo de Camagüey a Managua. Y de allí, a través de Guatemala, México, con la vida colgada de un hilo y el peligro pisando los talones. Padura es claro: «En cuba lo que más falta es la esperanza. Ya no son cosas materiales. En Cuba solo se podría rodar ya un negrometraje».

En La Voz, Amanda Pérez explica otra ruta alucinante que están probando los cubanos. Viajan a Rusia, en teoría, país amigo, y desde allí se aventuran a cruzar por Bielorrusia y Polonia hacia la Europa del oeste, hacia España. Historias de cubanos que casi mueren de hipotermia al cruzar los ríos helados de aquellos países. Algo pasa cuando dejas atrás tu tierra de forma forzosa y apuestas tu vida al exilio. El mercado negro en la isla es una locura. Un salario no alcanza a comprar nada más que una botella de aceite o un puñado de huevos. Escasean los productos. Así es que Leonardo Padura dice que, para no cortarse las venas, ha decidido ser «optimista los lunes, miércoles y viernes. Y pesimista los martes, jueves y sábados. Los domingos descanso».