El tema Rajoy

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

10 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice don Alberto Garre, que fue presidente de Murcia, que hay un clamor para que Mariano Rajoy «se haga a un lado» o «dé un paso atrás», que fueron las expresiones utilizadas para provocar la retirada de Artur Mas. Supongo que lo del «clamor» es matizable y supongo que depende de quién hable. Hay gente que piensa firmemente que sí, que debe irse, y hay gente que defiende con ardor su continuidad. Eso significa que hay debate. La continuidad de Rajoy como candidato a la presidencia del Gobierno está en discusión. Al señor Garre le corresponde el mérito de ser el primer militante del partido que se atreve a decirlo en público.

Mi análisis comienza con una pregunta: ¿qué se ganaría con la retirada de Rajoy? Francamente, creo que nada. Se complacería a Albert Rivera, cuyo discurso consiste en repetir que quien no pudo limpiar de corrupción su casa, difícilmente puede limpiar España. Hace un par de días añadió otra perspectiva: si Rajoy se retira, «todo cambia». Entiéndase que el partido Ciudadanos estaría dispuesto a dar sus votos al nuevo candidato, pero serían insuficientes para ganar, por ejemplo, una moción de censura o para ganar una investidura con todos los demás partidos en contra. Rajoy solo podría ganar y gobernar tranquilo con los escaños del PSOE, pero Pedro Sánchez ha dicho en fecha reciente: «No vamos a apoyar a Rajoy ni a ningún otro candidato del Partido Popular». Con esa intención confesada, ¿le compensa al PP prescindir de su principal capital político? Evidentemente, no.

Aquí podría terminar la reflexión, pero falta algo. Falta la lógica de cualquier partido político. A un líder lo puede tumbar la prensa, que es donde se registran los clamores de la opinión. Pero no lo puede derribar la presión de otros partidos políticos. Al revés: cuanta más presión ejerzan esos partidos, más saldrá a flote la defensa de lo propio, si es que tiene defensa. Y Rajoy la tiene en la estructura de mando del PP y en la militancia. Es más: muchos de los dirigentes que este cronista ha consultado no solo dicen eso de que la figura de Rajoy «es innegociable», sino que piensan que su «paso atrás» supondría el drama de una escisión. Rajoy es el hombre que aglutina, por mucho clamor que oigan ciudadanos tan respetables como el expresidente de Murcia.

Ahora bien: como digo, el debate está ahí y solo acaba de empezar. Si el PP pierde el Gobierno por un pacto de las izquierdas, se intensificará. Si el PP pierde escaños o sufre una severa derrota en las probables elecciones del 26 de junio, ese debate será apasionante, se empezará a pedir un congreso y comenzará de verdad la lucha por el poder. Como nada de eso se ha producido, lo que toca en el PP es arropar a Rajoy.