Señor Sánchez: ¿Cuándo es oportuno hacer frente al golpe de Estado de Mas?

OPINIÓN

17 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Artur Mas lleva años trabajando denodadamente para la secesión de Cataluña, enredando la madeja, gobernando contra el 60 % de los catalanes que quieren seguir siendo catalanes, españoles y miembros de la UE; haciendo de trilero frente a los demás poderes del Estado, incumpliendo sentencias judiciales y, desde 1987, en cargos públicos tutelado por Jordi Pujol, fundador de CDC y urdidor paciente de la secesión y del cobro ilegal de comisiones, gracias a TV3 y a la manipulación de las nuevas generaciones mediante las competencias en educación.

Y Artur Mas, que ve conspiraciones donde los demás ven corrupción, y actos democráticos donde todos constatan incumplimiento de las leyes, afirma retador que «suena a los años treinta y a música de la Inquisición» dotar al Tribunal Constitucional de elementos jurídicos para que sus resoluciones se tengan que cumplir. ¡Él, un rebelde que las incumple!

Que Mas haga lo que hace y diga lo que dice no es novedoso. Lo desolador es que el PSOE esté en contra de que el Estado se dote de medios para hacer frente a lo que Alfonso Guerra llama, un poco tarde, golpe de Estado. Las élites políticas independentistas catalanas «vienen practicando una suerte de golpe de Estado a cámara lenta, con la complacencia de los partidos políticos, los medios de comunicación, los sindicatos (¡que a días del 27S no han abierto la boca!), la patronal y hasta de alguna entidad deportiva», y ha tachado de «pusilánimes» a los que se niegan a aplicar el artículo 155 de la Constitución, inspirado en el 37 de la alemana y mediante el cual se hace prevalecer la ley no suspendiendo la autonomía, sino tutelando a quienes la gestionan, y como salvaguardia, en última instancia, de que el Estado de derecho no sea subvertido en su integridad territorial.

La coerción democrática del Estado de derecho, dijo Hobbes, es la quintaesencia de la democracia. ¿Cómo es posible que los políticos de izquierdas apelen a la prudencia, hablen de evitar un frentismo y estén preocupados únicamente por que el Gobierno del PP pueda reaccionar con la ley a un acto de secesión, y no clamen contra la violación constitucional del presidente de la Generalitat de Cataluña?

¿Por qué hay que cruzarse de brazos ante los incumplimientos de Mas a las sentencias del Constitucional? ¿Por qué España no puede dotar al garante de la Constitución de los instrumentos que tienen otros Estados para que se cumplan sus sentencias? ¿Por qué en España hay políticos que alardean de incumplir las leyes y no les pasa nada? Pero adónde vamos a llegar con este buenismo, con esta cobardía, con este mirar a otro lado, mientras varios, con chulería, con constancia, con manipulación y adoctrinamiento descarado trabajan con desahogo desde cargos institucionales en pro de la ruptura de España.

El surrealista Mas lleva cinco años urdiendo impunemente un golpe de Estado contra la unidad nacional, uno más que lo que tardaron Sanjurjo, Goded, Mola y Franco en propiciar el definitivo y el que nos llevó a la guerra civil por la cobardía de muchos y la complacencia de varios que, disfrazados, tenían otros proyectos. Por eso Rajoy hace muy bien en evitar ambos.