El Obradoiro resistió hasta el descanso

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

SANDRA ALONSO

Pese a la victoria incontestable del Baskonia, la afición despidió a su equipo con aplausos

14 feb 2016 . Actualizado a las 17:27 h.

El Obradoiro encajó la derrota más amplia del curso en Sar ante un Baskonia que ha borrado la palabra relajación de su diccionario. No baja la guardia ni cuando tiene el partido en el bolsillo, se emplea con una intensidad física descomunal y acaba matando por inanición. Las victorias en Euroliga ante el CSKA, el Barcelona, el Real Madrid y el Brose Basket no son producto de la casualidad. 

Pese al golpe, la afición volvió a dejar otra muestra de apoyo impagable. Reconoció la superioridad del rival y despidió a su equipo como si hubiese ganado. No hay mejor receta para combatir una larga gripe de resultados como la que atraviesa el equipo.

En la primera parte el Obradoiro tuvo la templanza suficiente para no irse del partido cuando el Baskonia amenazó con abrir brecha y tampoco cuando los árbitros amagaron con sembrar el desconcierto.

De partida, Perasovic reservó a Bourousis y Moncho Fernández hizo lo propio con Triguero. Y cuando el técnico visitante dio entrada al pívot griego, el Alquimista de Pontepedriña hizo lo propio con el de Gandía. No se arrugaron los pívots en el cuerpo a cuerpo.

En el primer cuarto mandaron las defensas sobre los ataques, especialmente en el equipo visitante, muy físico y muy intenso. No se dejó llevar por la autosuficiencia en ningún momento y obligó al Obradoiro a sudar cada posesión.

Al paso por el minuto diez mandaba el Baskonia, 13-21, gracias en buena medida a la inspiración ofensiva de un impecable Hanga.

Moncho Fernández encaró el  segundo acto con un quinteto poco habitual: Pozas, Haws, Bendzius, Brown y Triguero. Y el equipo, a tirones, fue limando diferencias. Primero con Haws (que enseguida se diluyó), activo en la anotación, y Triguero, en el rebote ofensivo. Después, mejorando las prestaciones defensivas. Y poco a poco encontrando más fluidez en ataque. Alcanzó el descanso a solo dos puntos, 37-39.

La segunda mitad fue otra historia. El Baskonia endureció el choque, aunque las personales en el arranque del tercer cuarto cayeron del lado local. Y le sumó un notable acierto en la larga distancia.

El colectivo de Moncho Fernández resistió hasta que un triple de Waczynski puso el 42-46. Respondió Tillie con otro, contestó Bendzius desde 6,75 y repitió el pívot visitante: 45-52.

A partir de ahí el Obradoiro se atascó, entró en una de esas fases de imprecisiones que tan caras le cuestan y vio como el conjunto vasco cerraba el tercer acto con una renta de doce puntos y la sensación de que tenía el control absoluto.

Por si había alguna duda, arrancó el último capítulo con un parcial 0-5 que obligó a Moncho Fernández a pedir tiempo muerto. Pero ya no hubo reacción.

El Baskonia siguió a lo suyo, defendiendo con el cuchillo entre los dientes y atacando a toque de corneta. Y se llevó la victoria con autoridad.

Los dos equipos volverán a verse las caras el viernes en el Coliseum de A Coruña, en los cuartos de final de la Copa del Rey.

Obradoiro 69: McGrath (2), Yusta (6), Waczynski (14), Caloiaro (9) y Pustovyi (4) -cinco inicial-. Haws (6), Triguero (6), Brown (15), Bendzius (5) y Pozas (2)

Baskonia 86: Adams (2), Causeur (9), Hanga (15), Diop (4) y Tillie (14) -cinco inicial-. James (10), Bourousis (6), Blazic (9), Corbacho (3) y Bertans (14).

Árbitros: Martín Bertrán, Araña y Sánchez. Muy protesados.

Incidencias: Multiusos de Sar. Partido correspondiente a la vigésima jornada de la Liga Endesa, presenciado por 5.464 espectadores. En los prolegómenos, Corbacho recibió un homenaje por parte del club y el cariñoso y prolongado aplauso de la grada.