El impulso que nos falta a las cooperativas

Ana Olveira Blanco

MERCADOS

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CLUN dará un giro a su planta de Acolat-Clesa de Caldas con el desarrollo de nuevos productos CAPOTILLO

En tiempos adversos, la economía social ha demostrado una enorme capacidad de resistencia para mantener empleo y fijar población, pero esta actividad, llamada a ser paradigma del cambio, se rige en Galicia por una ley obsoleta que tiene 25 años

25 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado mes de abril, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó la primera resolución en su historia de economía social, todo un hito y más aún si tenemos en cuenta que fue iniciativa de España. En la práctica, esta resolución insta a los Estados miembros a incorporar la economía social en sus planes nacionales, además de reclamar a organismos financieros internacionales a impulsarla y reforzarla, yendo más allá de la mera teoría.

En un contexto económico marcado por la inflación y la guerra de Ucrania, es precisamente cuando la economía social y el cooperativismo se convierten en motores socioeconómicos, por lo que esta decisión de la ONU refrenda las políticas de defensa y puesta en valor que realizamos desde entidades como la Unión de Cooperativas Gallegas EspazoCoop. Siempre que vienen malos tiempos, el cooperativismo se refuerza. Lo vimos con la reciente crisis provocada por la pandemia; de hecho, en el año 2020, en plena ebullición del covid, el número de cooperativas que se crearon fue el segundo más alto de la serie histórica. Y esta evolución continúa: en el 2022, solo en Galicia, se constituyeron 135 cooperativas, más de un 10% del total de las creadas a nivel estatal.

El cooperativismo ya no se asocia únicamente al sector primario; antiguamente, decir que formabas parte de una cooperativa era vincularlo al sector lácteo o agrario, y más en Galicia, donde muchas explotaciones encontraron una fuente de competitividad y desarrollo en esa constitución como cooperativa. Por supuesto que siguen existiendo cooperativas agrarias o ganaderas, y seguirán existiendo porque esta fórmula empresarial ha dinamizado áreas rurales y ha posibilitado un crecimiento económico para las personas que las constituyen, para las que trabajan en ellas y para su entorno. Pero a día de hoy, encontramos cooperativas en todos los sectores de actividad como pueden ser la cultura, la educación, los cuidados e incluso la vivienda.

Pero vamos a poner números. ¿Tenemos una certeza del valor económico que generan las cooperativas? Porque siempre hablamos de los principios del cooperativismo: igualdad, democracia, responsabilidad propia, solidaridad… Somos el sector hippy de la economía, pero las cooperativas somos empresas, y esto a veces se olvida. Nos organizamos de una manera diferentes, sí, pero la facturación de la economía social representa un 10 % del PIB español. Superamos la suma de los sectores de agricultura, pesca y construcción, generamos más de 2 millones de puestos de trabajo directos e indirectos y allí donde nacemos, nos quedamos. Las cooperativas no se deslocalizan, las personas trabajadoras de una cooperativa somos socias al mismo tiempo, tenemos un compromiso con nuestro entorno y no tendría sentido crear algo que años después llevaremos lejos de donde vivimos. Hemos demostrado la capacidad de mantener empleos en tiempos de crisis y luchamos contra la despoblación y a favor del desarrollo local. El empleo creado está ligado al territorio. Y esto es fundamental en Galicia, donde la economía social representa el 7 % del PIB: solo las cooperativas facturamos más de 2.500 millones de euros en el año 2021. Y seguimos creciendo: en EspazoCoop hemos aumentado nuestro número de cooperativas socias en un 50 % en los últimos 4 años y atendemos cada año en torno a 100 proyectos de emprendimiento que buscan constituirse como cooperativas. Pero nos falta una consideración política para optar a fondos europeos, nos falta un reconocimiento a nuestro trabajo, a lo que representamos y a lo que generamos. Para muestra, un par de datos: en el pasado mes de octubre participé en la reunión del Consejo Estatal para el Fomento de la Economía Social, un organismo que se mantuvo sin actividad 10 años; las cooperativas en Galicia se rigen por la Ley 5/1998, y esta legislación no recoge la evolución y cambio que ha vivido el cooperativismo gallego en estos 25 años. Tenemos una ley del siglo pasado para empresas llamadas a ser vanguardia y palanca del cambio de paradigma económico.

En unos tiempos en los que el adjetivo sostenible se emplea para absolutamente todo, es momento de incorporarlo a la economía: una economía sostenible con las personas, con el entorno, con las mujeres, con los derechos sociales, con la corresponsabilidad en los cuidados… Y en esto, el cooperativismo— en concreto— y la economía social —en general— tiene mucho que decir. Sobre todo, porque llevamos años ejerciendo modelos de empresa sostenibles, mucho antes de que se pusiera de moda el término. La ONU parece que nos ha escuchado. Y esto debería ser un ejemplo para todos los gobiernos: locales, autonómicos y estatales.

Ana Olveira Blanco. Presidenta de EspazoCoop.