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Lo que hay detrás de una lata de atún

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

SOMOS MAR

ana balseiro

Becas, deporte o integración laboral de expandilleros, entre las medidas sociales de las grandes compañías

20 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué tienen en común expandilleros de las maras que operan en El Salvador con los afectados por el terremoto que asoló Ecuador el pasado abril? Ambos son ejemplos de lo que hay detrás de una lata de atún y que rara vez trasciende ni se ve en el lineal. Forman parte de los proyectos de responsabilidad social que desde hace años desarrollan en los países en los que están asentadas algunas de las principales empresas españolas del sector atunero.

La jornada inaugural del tercer Congreso Nacional del Atún, organizado por Opagac (Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores), fue el escenario en que firmas como Calvo, Garavilla o Albacora mostraron la parte habitualmente invisible de su actividad: su contribución al desarrollo social, imprescindible para un sector que abandera el compromiso con la sostenibilidad medioambiental y laboral.

«No solo cumplimos con las buenas prácticas pesqueras. Creemos en una responsabilidad social corporativa incorporada en la estrategia comercial de la empresa, no como un añadido», resumió Mané Calvo, consejero delegado del Grupo Calvo y presidente de FIAB (Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas).

Calvo explicó uno de los proyectos de «inversión» en las comunidades en las que trabajan, que consiste en la reinserción laboral de expandilleros. Lo desarrollan en El Salvador desde el 2002 y lo han logrado con éxito en 110 casos. «Es un número bajísimo, pero a cada uno de ellos lo consideramos un tremendo triunfo», subrayó, tras explicar lo violentamente letales que resultan las maras en esa zona del mundo. «Nos embarcamos en ello y, aunque es difícil, conseguimos reinsertar a algunos. Comienzan a trabajar en la descarga y luego en los buques. Se van ganando la confianza de la empresa», apuntó, destacando que la contratación de empleados y proveedores locales (supera el 98 %) es otro modo de promover el desarrollo social.

Como también lo son las becas de estudio o las escuelas de fútbol que evitan que 350 niños «estén en la calle y acaben en las maras». «Queremos crecer de forma sostenible junto a quienes nos acompañan», resumió.

Terremoto en Ecuador

Idéntica filosofía expuso el director de Operaciones del Grupo Garavilla, José Manuel Blanco, al explicar algunas de las acciones desarrolladas tras el terremoto de Ecuador, el pasado abril, donde la empresa está presente desde 1976. «La zona en la que estamos, Manta, fue de las afectadas por el terremoto y nos preguntamos qué podíamos hacer», recordó. A las donaciones, que fueron la primera ayuda, le siguieron desde ofrecer terapia psicológica para que los trabajadores superaran el miedo a las réplicas, hasta formarlos en evacuaciones y emergencias.

A lo anterior se sumó el Plan de Ayuda X5, con el que la empresa multiplicó por cinco cada euro aportado por los trabajadores al donar un día de trabajo para crear un fondo de ayuda a la población damnificada por el seísmo. Cubrió muchas demoliciones y reconstrucciones.

Algo más que tirar de la anilla

El chef Joaquín Felipe, estrella Michelín y ganador de la mejor tapa de diseño de Madrid Fusión 2015 -precisamente por un exquisito mini bocado a base de atún-, fue ayer el encargado de mostrar en vivo que no hay límites a la hora de usar en la cocina una buena conserva. Reinterpretó cuatro de sus platos clásicos empleando latas de conserva y dio claves sobre cómo sacarle partido: ¿Qué tal añadir atún a la mayonesa o a las croquetas de chipirón? Nada mejor para potenciar el sabor a mar de cualquier plato.

El sector quiere que se conciencie al consumidor para que no compre solo por el precio barato

El Congreso Nacional del Atún, que ayer inauguró la ministra de Agricultura y que hoy se clausura en el madrileño Círculo de Bellas Artes, ha contado este año por primera vez con la presencia de las tres principales asociaciones españolas de la distribución: Anged, Aces y Asedas. Su presencia es fundamental, ya que Opagac ha convertido en eje del foro la importancia que tiene el punto de venta a la hora de que el consumidor opte por productos sostenibles o procedentes de la pesca ilegal si únicamente se deja llevar por el precio más bajo.

El sector insiste en que es necesario que el atún deje de ser un producto reclamo vía bajo precio, porque tras él hay otros factores que, como la sostenibilidad medioambiental, las condiciones laborales dignas de los trabajadores de las flotas o su dimensión social, también deben valorar los consumidores a la hora de meter una u otra conserva en el carrito.

Contingentes arancelarios

«La globalización tiene que ser regulada», sentenció Iñaki Lachaga, presidente de Albacora, pidiendo las mismas reglas del juego para todos. Añadió que, aunque no quería crear polémica, era innecesario mantener los contingentes arancelarios, las toneladas que entran en Europa de terceros países sin cargas. «Seguro que cuando se crearon faltaba materia prima, pero hoy tenemos los frigoríficos llenos. No falta. En el fondo se trata de tener materia prima barata», zanjó, pidiendo medidas de regulación «porque nuestra sostenibilidad está en entredicho».