De Madrid a Lugo pasando por las Caldas do Miño: «Esto no es para el invierno, aguantamos un minuto dentro del agua»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

LUGO

Las Caldas do Miño están a los pies de la ciudad de Lugo y registran pocos usuarios en invierno
Las Caldas do Miño están a los pies de la ciudad de Lugo y registran pocos usuarios en invierno ALBERTO LÓPEZ

Dos turistas madrileños relatan su experiencia en el complejo: «Estuvimos en el agua un minuto de reloj; tiritábamos»

29 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Las Caldas do Miño, a los pies de Lugo, van camino de ganarse la fama nacional. Tanto es así que hace apenas unos días recibieron a una pareja madrileña que aprovechó su estancia en la ciudad amurallada para darse un baño en el complejo.

Sin embargo, ambos coinciden al decir que no recomendarán la experiencia: «Aguantamos un minuto dentro del agua. Fue entrar y salir. Nos parece increíble que estén abiertas y vacías en pleno invierno», explican.

Las reservas para las Caldas do Miño se hacen a través de una aplicación móvil y, según los datos de la misma, el complejo lleva semanas vacío, con apenas un par de usuarios diarios. Se desconoce la fiabilidad de las cifras que aporta la app, de la que tampoco se extraen datos interesantes como el tiempo medio que allí pasa cada usuario. En el caso de este matrimonio, permanecieron dentro de las instalaciones menos de 15 minutos.

«Estuvimos más tiempo cambiándonos de ropa que dentro del agua. Habíamos estado en las termas de Ourense hace años, y esperábamos una experiencia similar. Sin embargo, nos sorprendió encontrar unas cuantas piscinas a 30 grados. Apenas había contraste con la temperatura exterior, por lo que salimos tiritando. Una y no más», narra esta pareja.

Los dos turistas esperaban encontrar una versión moderna de las termas romanas como la que se había anunciado en los periódicos. Sin embargo, dicen que se toparon «con ocho piscinas poco profundas». Afortunadamente, y según explican, los consejos de la socorrista fueron de utilidad: «Menos mal que nos dirigió a las dos piscinas que supuestamente estaban más calientes, porque sino entiendo que habríamos ido directos para el hospital por una hipotermia».

Otros inconvenientes que relatan estos visitantes son las duchas, y sus quejas se refieren tanto a las exteriores como a las que se encuentran dentro de los vestuarios: «Las de fuera están congeladas y es obligatorio pasar por ellas. Había menos de 10 grados en el exterior, por lo que resultaba muy desagradable». Tras sumergirse brevemente en las Caldas de Lugo para después salir, la ducha interior no resultó de su agrado: «Estaban calientes, pero no lo suficiente como para combatir el frío que hacía en las piscinas de fuera. Nos metimos en el coche y estuvimos con la calefacción a tope durante 15 minutos para recuperar el calor corporal», desgranan.

Un entorno bucólico

La experiencia, dice el matrimonio, no es recomendable. «El entorno es bucólico, nunca habíamos visto la zona que rodea el río Miño, a su paso por Lugo. Sin embargo, lo que más se escuchaba de fondo era el ruido de los coches».

El agua de las caldas, cuya puesta en marcha costó 920.000 euros, está calentada por aerotermia. Por cuestiones sanitarias, no pueden sobrepasar los 30 grados de temperatura, ya que se rige por la normativa para piscinas y no es un complejo terapéutico.

El horario: de 10 de la mañan a 10 de la noche

El complejo está a unos metros del Pazo de Feiras y contempla ocho piscinas interconectadas: seis son de agua «caliente» y dos, de fría. La profundidad es de entre 60 y 90 centímetros. El aforo máximo permitido, según la aplicación, es de 30 personas cada hora y media. El horario es, ininterrumpido, de 10 de la mañana a 22.00 horas de la noche.

Con un coste de 920.000 euros y gracias a la financiación europea, el complejo parece estar abocado a abrir solo en los meses más calidos.