El maníaco que acosa por teléfono a muchas luguesas llama desde Frankfurt

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

OSCAR CELA

Gran reacción en las redes para ayudar a la mujer violada que tuvo múltiples llamadas

21 oct 2015 . Actualizado a las 11:35 h.

La reacción ciudadana, a través de las redes sociales, después de conocerse la desesperación que vive una lucense que fue violada en 2013, y que en último año recibió múltiples llamadas de un maníaco que la acosa telefónicamente, fue tan espectacular que la pesadilla para la víctima podría rematar en breve. Numerosas personas, alarmadas por el hecho de que la afectada hubiese presentado varias denuncias en la policía y no consiguiese la respuesta esperada, comenzaron a mover en las redes las informaciones publicadas por La Voz y ya en la última hora del lunes se sabía que hubo muchas más mujeres afectadas y que algunas piezas de esta acción de un descerebrado encajaban.

La comunicación efectuada por una mujer lucense con la redacción de La Voz fue decisiva para dar mucha luz a este asunto. Esa persona, al leer la información publicada el pasado domingo, se encontró con que el caso de la víctima tenía muchas similitudes con el que también vivió su madre. Todos los detalles que proporcionaba la mujer agredida sexualmente hace dos años coincidían, exactamente con los que conocía perfectamente su familia después de vivir la pesadilla.

En los dos casos, el pervertido que se ocupaba de efectuar las comunicaciones obscenas hablaba en gallego. Además, a la mujer que primeramente recibió los acosos indirectos le llamó la atención lo que exponía la otra: que posiblemente las llamadas viniesen de Alemania. Desde allí importunaron a su madre.

Después de haber presentado una denuncia en la que pedía que se tratase de identificar el teléfono desde donde recibía las llamadas que figuraban como número desconocido o anónimo, la policía remitió a un juzgado las diligencias. Pasado un tiempo, a la víctima le enviaron una carta de la oficina judicial en la que le proporcionaban el número desde el cual hacían las obscenidades. No era nacional.

En casa de la primera víctima iniciaron una investigación y supieron que el número pertenecía a un abonado con residencia en Frankfurt. Corresponde a una ciudadana con nombre castellano y apellido alemán.

Nada más leer la noticia, la mujer que había pasado ya por el acoso, lo primero que hizo fue tratar de ponerse en contacto con la nueva víctima. Facilitó, además, el número de teléfono alemán a este periodista.

La nueva víctima también fue avisada en enero de este año de un juzgado para revisar algunos números de teléfono. En su caso tampoco quedó grabado ninguno porque el acosador utiliza la fórmula de desconocido, sin embargo se percató de que las llamadas que figuraban en un listado coincidían en días y horas con las que llegaron a su teléfono fijo. Anotó el número. Lo metió en los buscadores, pero no logró saber más que podría corresponder a Alemania. Guardó la nota, por si acaso.

Ayer ese número fue cotejado con el que le proporcionaba la ciudadana que ya había sufrido el acoso del que fue víctima directa su madre. Los dos coincidían. Por lo tanto, las llamadas proceden del mismo teléfono, sin embargo policial y judicialmente parece que llegar a una solución no es fácil. No pueden acusar a nadie en particular porque no saben quién es el autor de las comunicaciones. No obstante, la nueva víctima cree que sí hay múltiples posibilidades para llegar al acosador.

El número alemán desde el que se hicieron algunas llamadas coincide

«Le devolví la llamada a ese tipejo varias veces y a partir de ahí se acabó el problema»

El siguiente testimonio es de una de las afectadas indirectas Fue su madre la que vivió la angustiosa situación porque el acosador la llamaba insistentemente. «Mi madre, a sus 70 años y viviendo sola, tuvo que aguantar durante más de un año la obsesión de este individuo», recordó

«En las Navidades de 2012, Los insultos y las burradas ascendieron a amenazas y cursamos la debida denuncia en la policía. El agente que tomó declaración pronto reconoció la situación y nos aseguró que ya había más denuncias parecidas, cosa que nos tranquilizó, porque hasta llegamos a sospechar de vecinos de la zona», indicó. Meses más tardes le llegó la identificación del número y esperaron a que el individuo siguiera llamando. «En una ocasión estaba con mi madre y se me ocurrió llamar al teléfono alemán después de que el tipejo colgara, y como no debe tener muchas luces, contestó. Era él. Me quedé en silencio y colgó, repetí las llamadas unos días más. Desde entonces no volvió a molestar, y esto creo que pasó en marzo de 2014», relató.