La familia más grande de Muimenta

lucía rey texto MUIMENTA / LA VOZ

LUGO

ALBERTO LÓPEZ

Ocho menores tutelados por la Xunta llevan en la aldea una vida estable y con futuro

24 abr 2014 . Actualizado a las 10:28 h.

Cariño y atención, además de espacios y tiempos para ellos solos y para compartir con los demás, e ilusión. Esas son las claves con las que la asociación Fogares Lar ayuda a llevar una vida estable y con la vista puesta en el futuro a los niños y adolescentes tutelados por la Xunta que acoge en la casa que tiene en Muimenta (Cospeito). Y en los más de veinticinco años que lleva funcionando -primero en A Graña, Abadín-, la cifra de pequeños que han pasado por ella se aproxima al centenar. Dos de sus actuales educadores sociales, Pepe Barreira y Carlos Montero, junto con Sabela Núñez -la mujer del segundo-, empezaron a darle forma a ese sueño a mediados de los ochenta, cuando cerró la casa cuna de Lugo, en el Fogar de Santa María. «Daquela non existía nin a figura nin a titulación do educador social, pero nós tiñamos claro que unha aldea era máis axeitada que unha cidade para acoller nenos. Pola colaboración dos veciños, o arraigo, a natureza...», relata Barreira.

Durante años, compatibilizaron la atención de críos procedentes de familias desestructuradas o con problemas serios con otras ocupaciones: Pepe trabajaba en una tienda veterinaria aunque su aspiración era ser artesano porque había estudiado Arte, Carlos era aparejador, y Sabela estaba terminando la carrera. «Traballábamos as 25 horas do día», bromean. Sin embargo, su «estratexia educativa de botar moitas horas cos rapaces» los hizo cambiar el chip, y las ayudas que empezó a conceder la Xunta para el cobijo de menores les dieron la posibilidad de tener un sueldo. Junto con Carlos y Pepe trabajan ahora otras dos educadoras: Rocío Rey y Toñi Ares. Entre medias fueron naciendo los cuatro hijos de Carlos y Sabela, que se han criado también en la casa. «A media do tempo que pasan os nenos é de dous a dous anos e medio, pero hai casos de catro anos e casos de sete meses», señala Montero. «Cada un é distinto», comentan. Su principal meta es que, cuando se vayan, los críos sean capaces de afrontar la vida con esperanza y sin temor. Y para lograrlo, mientras están en Muimenta, van a la escuela y al instituto, pero también a la piscina, a fútbol, a tenis..., y participan en todas las actividades culturales que organizan las asociaciones locales Xotramu (xogos populares), Garabullo y Aquilino Iglesia. Como en una familia normal: la más grande de Muimenta.

en directo en la casa de acogida de la asociación fogar lar