Rastros de una época remota y helada en un antiguo campo de centeno

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

Hace diez años se descubrió en Monforte el único yacimiento gallego de una singular etapa de la prehistoria

11 feb 2017 . Actualizado a las 20:57 h.

Esta primavera se cumplirá en Monforte el décimo aniversario de un hallazgo arqueológico que hasta hoy sigue teniendo un carácter único en Galicia. En esas fechas fue hallado en el monte de Valverde el primer yacimiento paleolítico del período Solutrense descubierto en el noroeste ibérico. El hallazgo se produjo durante los rastreos que se realizaron en el valle de Lemos en las primeras campañas del proyecto «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca Media del Miño», coordinado por la Universidade de Santiago, y supuso un giro decisivo en la arqueología gallega del Paleolítico.

El arqueólogo Arturo de Lombera, codirector de los trabajos, recuerda que quien halló las primeras piezas de este yacimiento fue José Antonio Peña, el aficionado monfortino cuyos hallazgos dieron pie a que arrancase el proyecto. «Estábamos examinando el terreno en esa parte del monte y fue él quien descubrió unas piezas que nos llamaron la atención», señala. Según todos los indicios, los artefactos habían sido desenterrados de manera fortuita poco tiempo atrás, al abrir una pista forestal. «Esos días había llovido y las piezas líticas quedaron lavadas, así que fue mucho más fácil distinguirlas sobre el terreno», dice De Lombera.

A raíz de ese descubrimiento, los arqueólogos volvieron a rastrear la zona en el 2008 y el 2009 y también realizaron algunas catas para ver si había más materiales enterrados en el subsuelo. No obstante, la mayor parte de los hallazgos se produjeron en la superficie.

Cerca de 2.500 artefactos

En total se recogieron cerca de 2.500 piezas en buen estado de conservación. Entre esos artefactos, los investigadores hallaron dos que mostraban rasgos típicos de la tecnología solutrense. Los análisis indicaron más adelante que todas las piezas eran de esa época y que seguramente fueron fabricadas por miembros de un mismo grupo.

Las labores agrícolas removieron el terreno e impidieron que se obtuviesen otros datos científicos

Las catas realizadas bajo la superficie en el paraje donde aparecieron los artefactos líticos no proporcionaron mucha información. «El terreno estaba muy removido y los vecinos de la parroquia recordaban que en esa zona hubo en tiempos plantaciones de centeno», explica De Lombera. Por este motivo, los arqueólogos no lograron reconstruir la estratigrafía original del suelo, de la que se podrían haber extraído otros datos de interés sobre el yacimiento si estuviese bien conservada.

Los artefactos aparecieron en un rellano de la ladera del monte, a una altura de 380 metros - no muy lejos del casco urbano de Monforte-, que ofrece amplias vistas de gran parte del valle. Los arqueólogos suponen que los pobladores paleolíticos -que vivían de la caza y la recolección de vegetales silvestres- se asentaban en ese lugar para controlar visualmente el tránsito de los rebaños de herbívoros salvajes por las márgenes del Cabe y por el paso natural entre las depresiones de Monforte y Bóveda. «Es un lugar excelente para utilizarlo como avistadero y corresponde muy bien con las técnicas de caza de esa época», dice De Lombera.

Un campamento temporal utilizado para cazar y para fabricar útiles y vestimentas

Las numerosas piezas arqueológicas halladas en Valverde han sido objeto de un intenso estudio desde su hallazgo. En la actualidad están depositadas en Santiago, pero dentro de poco tiempo está previsto entregarlas al museo provincial. Entre ellas hay numerosas puntas de flecha, pero también otras herramientas de diversos usos -como raspadores y raederas- que indican que el lugar no fue utilizado únicamente como un apostadero de caza, sino que albergó campamentos en los que se realizaban diversas tareas domésticas que pudieron incluir el curtido de pieles. El conjunto comprende además restos de talla que prueban que en este enclave también se fabricaron herramientas líticas.

Los arqueólogos identificaron ya hace tiempo el lugar de origen de la cuarcita que se empleó para tallar una gran parte de estos útiles, procedente de un afloramiento natural situado en Costa Grande, en la parroquia de Moreda. Otras piezas están fabricadas con sílex, un mineral que no se encuentra de forma natural en Galicia y que puede proceder de la región cantábrica.

Según explica Arturo de Lombera, el hecho de que el yacimiento solo contenga herramientas líticas no permite determinar con exactitud cómo eran los campamentos que se establecieron en Valverde en el Paleolítico. «Como el terreno está muy removido, no se pudieron localizar indicios de estructuras, como restos de hogueras o huellas de postes, que sí aparecieron en otros yacimientos de esa época», apunta.

Construcción de chozas

Sin embargo, el arqueólogo indica que cabe suponer que los pobladores solutrenses construyeron en Valverde chozas o cabañas hechas de palos, ramas y pieles. En este refugio temporal se dedicaron con seguridad a vigilar el paso de los animales que constituían sus presas y al mismo tiempo probablemente realizaron también otras labores, como pudo ser la confección de ropas de pieles. «Por otros yacimientos se sabe que los grupos humanos de esa época estaban muy bien equipados para soportar el frío y que eran capaces de fabricar vestimentas muy elaboradas para protegerse», apunta De Lombera.

Uno de los escasos refugios humanos en un período en el que el frío extremo despobló Europa

La cultura solutrense se desarrolló entre hace 22.000 y 17.000 años, en una época que coincide con la etapa más fría de la última glaciación. Durante ese período, la mayor parte de Europa estuvo cubierta de estepas y tundras en las que la vegetación y la fauna eran muy escasas, y la población humana del continente se redujo al mínimo. Solo en algunas regiones de la Península Ibérica y Francia -sobre todo en áreas litorales- se han hallado rastros de la cultura solutrense.

Debido a esta gran rareza, el hallazgo del yacimiento de Valverde despertó un amplio interés entre los investigadores. Entre ellos se encuentra el arqueólogo estadounidense Lawrence Guy Straus -uno de los mayores especialistas mundiales en el Solutrense-, que lo mencionó en un trabajo publicado en el 2014.

Desplazamientos a la costa

Los investigadores suponen que los cazadores paleolíticos -que se caracterizaban por una gran movilidad geográfica- visitaban Valverde solo durante los períodos más cálidos del año. En invierno, el valle de Lemos y todo el interior de Galicia serían demasiado fríos para albergar grupos humanos. «Lo más probable es que en invierno se desplazasen a la costa, donde el clima era más soportable», indica Arturo de Lombera. Estos movimientos pudieron hacerse hacia la costa atlántica o a la cantábrica. La tecnología lítica de Valverde muestra una gran similitud con la de esta última región, sobre todo con la del yacimiento asturiano de Las Caldas, datado entre hace 19.00 y 20.000 años.