El taller de empleo reutiliza ladrillos y restos de desbroces en la ribera de Cabe para acondicionar el paseo fluvial
24 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Algunas páginas web enfocadas al bricolaje ofrecen recomendaciones para decorar jardines con materiales reciclados. Las ilustran fotos de neumáticos y viejas botas de goma reconvertidas en maceteros, o de palés de madera pintados de oscuro que sirven para ambientar rincones chill out. Posiblemente estas propuestas tengan eco en algunas propiedades particulares, pero no es nada habitual tropezar con ellas en espacios públicos. La reforma que lleva a cabo el taller de empleo municipal en el último tramo del paseo fluvial constituye una excepción.
El guion del proyecto que echó a andar el pasado mes de agosto preveía la reutilización de elementos del entorno para el acondicionamiento del paseo de Piñeira entre las dos pasarelas sobre el Cabe y la entrada por el barrio de Cobas. «La confederación hidrográfica preparó el sendero, pero toda la zona que lo rodea quedó sin arreglar», dice la directora del taller de empleo, Amalia Prieto. En la ribera del río encontraron un terreno abonado para el reciclaje.
Electrodomésticos tirados
Junto a la pasarela de la presa de A Pinguela, los tocones de dos árboles talados con anterioridad configuran una original composición decorativa para la que se aprovecharon cantos rodados del río y restos de pizarra y ladrillo. Estos últimos materiales procedían de unas escombrera próxima que tuvieron que limpiar los trabajadores del taller de empleo. «Aprovechamos elementos naturales pero también los ladrillos que había tirados. Bien machacados, dan algo de colorido», dice la directora.
No todo lo que encontraron en la escombrera fue reutilizable. Incluso tuvieron que desenterrar viejos electrodomésticos abandonados en esa ribera del Cabe. Los desbroces también tuvieron su utilidad, más allá de la limpieza de la ribera. Los restos de vegetación sirven, mediante una técnica de trenzado, de cierres para las nuevas zonas verdes acondicionadas en esa parte del paseo. «La filosofía del proyecto era esa, pero las ideas fueron surgiendo sobre la marcha», señala Amalia Prieto.