La cueva de Arcoia encierra el registro climático más antiguo conocido en la Península

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

LEMOS

CEDIDA

La gruta de O Courel ofrece datos decenas de miles de años más viejos que los que se obtuvieron antes en el área cantábrica

12 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Los últimos análisis realizados sobre las estalagmitas de la cueva de Arcoia por el instituto geológico Isidro Parga Pondal sitúan esta gruta caliza de la sierra de O Courel en un lugar muy destacado en el estudio de los climas de la prehistoria. Gracias a las muestras extraídas de esta cavidad, los científicos consiguieron obtener datos climáticos de 525.000 años de antigüedad, con lo que se ha logrado un récord. Las informaciones más antiguas que se consiguieron hasta ahora con este método en toda la Península proceden del área cantábrica. El récord anterior estaba en 205.000 años y se obtuvo mediante el análisis de las estalagmitas de cueva de La Vallina, situada en el municipio asturiano de Llanes.

El geólogo Juan Ramón Vidal Romaní, responsable del estudio, señala que la cueva de Arcoia presenta unas condiciones especialmente favorables para este tipo de investigación. «La gruta está situada en una zona bastante alta y por eso no sufrió muchas inundaciones prolongadas, lo que sí pasa en otras cuevas de la sierra que están en cotas más bajas y cerca de los ríos y arroyos, como la Buraca das Choias», explica. Estos anegamientos -añade el científico- lavan los minerales radiactivos de la calcita que permiten precisamente obtener los datos paleoclimáticos. «Por lo que sabemos, la cueva de Arcoia se ha mantenido más o menos seca durante el último medio millón de años y no ha sufrido ese proceso erosivo causado por las largas inundaciones, por lo que es mucho más apta para ofrecernos esta clase de información», añade.

Vidal Romaní no descarta por otra parte que con el análisis de las estalagmitas de Arcoia se puedan conseguir datos de humedad y temperatura mucho más antiguos que los que ya se obtuvieron en la sierra de O Courel y en otras zonas. «En principio es posible que se consigan dataciones de hace un millón o dos millones de años», dice a este respecto. Pero para ello -agrega- hay tener mucho cuidado en la selección de las muestras.

Grandes formaciones

Las estalagmitas de mayor tamaño son teóricamente las más antiguas y por ello pueden contener isótopos radiactivos que indiquen cuáles eran las condiciones climáticas que reinaban en la sierra en épocas muy remotas. «Pero a veces las estalagmitas más grandes no son más antiguas, sino que se formaron con mucha rapidez en épocas en las que goteó mucha agua dentro de las cuevas y en ese caso no nos pueden proporcionar los datos que buscamos», explica Vidal. «En ocasiones puede ser más útil una estalagmita larga y delgada que otra de gran diámetro», añade.

Como los análisis de este tipo son muy costosos, apunta por otro lado el geólogo, «conviene ir poco a poco y poner mucha atención para decidir cuáles pueden ser las piezas más adecuadas para estas investigaciones».