Los menores, pendientes de los planes del Reino Unido

ALEXANDRA FERNÁNDEZ PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Gabrile Tizón

Un grupo de británicos han sido enviados al campo para determinar qué menores podrán ser acogidos bajo el derecho de unificación familiar o de «interés superior del niño»

25 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los menores de la Jungla de Calais han sido censados en las últimas semanas. El recuento los sitúa en 1.291. A diferencia del resto de habitantes del campamento, ellos no cogerán un autobús durante el desmantelamiento. Tras ser registrados en el hangar, los agentes verificarán personalmente si son o no menores de edad a través de un breve examen. Una vez confirmado, serán enviados de vuelta al Centro de Acogida Provisional (CAP) situado en el corazón de la Jungla. Allí esperarán a que el Reino Unido estudie sus casos, ya que la mayoría afirma tener familia en el país vecino. Durante la espera, que podría durar más de un mes, se quedarán en el CAP de Calais las primeras dos semanas.

Según Cazeneuve, «las negociaciones con los británicos continúan» tras la fuerte presión del gobierno galo para que el Ejecutivo de Theresa May revise la situación de los menores en Calais. Para acelerar el proceso, 17 británicos han sido enviados al campo para determinar qué menores podrán ser acogidos bajo el derecho de unificación familiar o de «interés superior del niño». Este segundo caso es el del grupo evacuado el pasado sábado. Cincuenta niñas fueron recibidas en Inglaterra pese a que muchas no contaban con familiares en Gran Bretaña. Las autoridades británicas consideraron que debían dejar Calais con urgencia para evitar el posible trauma del desmantelamiento de la Jungla. Por ahora, Londres no ha fijado un límite de menores a acoger. De ser rechazados, Francia les integrará en el dispositivo de ayuda social a la infancia.

La llegada de los menores de Calais no ha sido vista con buenos ojos por una parte de los británicos. Varios tabloides publicaron la semana pasada la fotografía de un joven afirmando que se trataba de un afgano de 38 años haciéndose pasar por un adolescente. Un diputado conservador pasó del debate a la polémica solicitando exámenes dentales para determinar la edad exacta de los menores, una propuesta que ha sido calificada como «nauseabunda» por varias asociaciones británicas de acogida.