Cobra fuerza la hipótesis de un atentado sin bomba en el avión de EgyptAir

Fernando Iturribarría / Colpisa PARÍS

INTERNACIONAL

STRINGER | Reuters

El aeropuerto de París no detecta fallos de seguridad y los satélites no captaron una explosión

21 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los investigadores franceses de la catástrofe aérea del vuelo París-El Cairo de la compañía EgyptAir, que el jueves cayó al mar Egeo con 66 personas a bordo, no descartan la hipótesis terrorista de un atentado sin bomba tipo 11S ya que los satélites militares no detectaron ninguna explosión en la zona de su repentina desaparición. El Ejército egipcio encontró el viernes restos humanos y materiales del siniestro al norte de la ciudad costera de Alejandría e intensifica la búsqueda en un radio de 65 kilómetros en aguas ya del mar Mediterráneo con una profundidad de 2.000 a 3.000 metros que puede dificultar la detección de las señales de las cajas negras.

El misterio del vuelo MS804 continúa envuelto en una madeja de conjeturas que deja abiertas diversas líneas de investigación: avería mecánica, fallo técnico, atentado terrorista, acto deliberado del piloto o intervención de uno o varios miembros de la tripulación. «Todas las hipótesis son examinadas pero ninguna es privilegiada pues no tenemos ninguna indicación sobre las causas», declaró el viernes el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, en una muestra más de la cautela reinante entre las autoridades galas.

El derribo del Airbus A320 por efecto de una bomba o el impacto de un misil ha perdido enteros al trascender que el examen de las imágenes de los satélites de Estados Unidos no ha proporcionado elementos que permitan hablar de una explosión en vuelo. La Agencia Espacial Europea (ESA) únicamente captó, gracias al satélite Sentinel-1A, una mancha de carburante de 2.000 metros de longitud a unos 40 kilómetros al sudeste del lugar en el que se perdió el rastro de la aeronave, en la vertical del mar Egeo.

Sin reivindicación

Tampoco se ha producido hasta ahora ninguna reivindicación por parte de los distintos grupos armados operativos en Oriente Medio a diferencia de lo que ocurrió con un avión ruso en el espacio aéreo egipcio el pasado 31 de octubre. Entonces la franquicia egipcia del autoproclamado Estado Islámico, Wilayat Sina, se apresuró a asumir la explosión en pleno vuelo que precipitó el aparato contra el centro de la península del Sinaí y provocó la muerte de sus 224 ocupantes.

La investigación emprendida la misma mañana del jueves por la Gendarmería del Transporte Aéreo francesa en el aeropuerto Charles de Gaulle, ubicado en la localidad de Roissy, de momento no ha detectado ningún fallo de seguridad ni identificado sospechosos entre los pasajeros y tripulantes del avión ni entre el personal de mantenimiento, repostaje y equipajes.

Con ayuda de los listados y de las grabaciones de las cámaras de vigilancia, los investigadores están interrogando a todos los empleados que estuvieron en contacto con el vuelo MS804, incluidos los encargados del control de viajeros y maletas. Desde noviembre pasado las medidas de seguridad fueron aumentadas en todos los aeropuertos franceses.

Rotaciones previas

La hipótesis de la introducción de un artefacto explosivo durante la escala en la terminal parisiense, que duró poco más de una hora, fue calificada de «altamente improbable» por una fuente cercana a las pesquisas. Queda la posibilidad de una intrusión en algunas de las rotaciones previas del aparato a lo largo de la jornada por Eritrea, Egipto y Túnez, donde efectuó escalas de entre una y dos horas de duración.

A primera vista, las medidas de seguridad fueron correctas en el aeródromo de Roissy, donde 86.000 de los 100.000 trabajadores están autorizados a penetrar en las pistas. Entre enero del 2015 y abril del 2016, a más de 600 personas se les retiró ese permiso o se les negó su concesión o renovación a raíz de la revisión general de las acreditaciones para las zonas reservadas realizada con motivo de los atentados yihadistas en París. De ellas 85 eran sospechosas de radicalización islamista por síntomas como negarse a saludar a una mujer o recibir consignas de su parte.

Ya están en el Cairo los tres investigadores franceses de la BEA, el organismo encargado de investigar siniestros aéreos que fue el encargado de analizar el siniestro del vuelo de Germanwings en el que murieron 150 personas. La comisión de investigación en Egipto, que empezará a trabajar cuando se hayan recuperado más restos y las cajas negras, está encabezada por el egipcio Ayman el Muqadem, quien también lideró las recientes pesquisas del avión ruso caído en el Sinaí.

Asientos, maletas y restos humanos, primeros rastros de la catástrofe recuperados del mar

Tras los desmentidos hallazgos de la víspera, los primeros restos de la catástrofe fueron encontrados el viernes a 290 kilómetros de Alejandría. Se trata de miembros humanos, pedazos de la aeronave, asientos, varias maletas y otros enseres de los pasajeros.

Su localización se realizó algo más al sur del punto de impacto del avión, estimado por Grecia a 130 millas náuticas de la isla griega de Kárpatos (mar Egeo). El ministro griego de Defensa, Panos Kamenos, confirmó que se había hallado «un miembro humano, dos asientos y una o varias maletas».

Un amplio operativo naval y aéreo participa en las tareas de búsqueda en una zona de más de 60 kilómetros. Entre los objetivos de los medios aéreos y navales de Egipto, Grecia, Francia, Reino Unido, Chipre e Italia están la recuperación de las cajas negras para desentrañar el misterio del vuelo MS804 que desapareció de repente sin previo aviso de socorro, en condiciones meteorológicas favorables y con una tripulación experimentada.

Las cajas negras emiten señales ultrasónicas -llamadas pings- hasta que sus baterías se agoten lo que suelo tardar un mes.