El neurocirujano Ben Carson desplaza en las encuestas a Donald Trump
29 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Paul Ryan ha conseguido lo que parecía imposible hace diez días: traer la calma a su partido. En varias reuniones que han tenido lugar en las últimas dos jornadas, los republicanos de la Cámara de Representantes lo han elegido para sustituir en la presidencia a John Boehner, que anunció su dimisión hace un mes.
Pero aunque Ryan es la cabeza visible de esa operación, el verdadero artífice es el propio Boehner. El ya, desde hoy, ex presidente de la cámara baja ha dejado todo atado para que su formación pueda disfrutar de un tiempo de calma a pesar de los ultras del Tea Party. Para conseguirlo tuvo que dimitir. Una vez anunciada su dimisión fue libre de negociar con la Casa Blanca para aprobar el presupuesto. Boehner acordó con los demócratas y la mayoría moderada de su partido un presupuesto que, por primera vez en cinco años, le da una tregua de dos años a EE.UU. sin continuas amenazas de cierres de gobierno. La tregua coincide con que el año próximo tiene carácter electoral.
También ha sido Boehner el que convenció a Ryan para que aceptara tomar su relevo, algo a lo que Ryan era reacio. En los mentideros de Washington se rumorea que una de las cosas que le prometió Boehner a Ryan para que aceptara el puesto es que le iba a dejar el asunto del presupuesto cerrado.
Y Ryan aceptó. El que se convertirá en nuevo hombre fuerte de los republicanos tiene 45 años, lo que hará de él el presidente más joven de los últimos cien años. Tampoco tiene el perfil habitual de este puesto: nunca ha ocupado cargos de responsabilidad en la dirección de la cámara, ni es un político de los que ha ido escalando puestos paso a paso. Su perfil es más bien el de un superdotado estudioso de la política. Está instalado bastante a la derecha en su partido y el cargo lo convierte en la segunda persona más poderosa de Washington, solo por detrás del presidente.
Con el partido en calma, la dirección estará ahora más libre para la batalla electoral. La formación asistió ayer al tercer debate entre candidatos con la novedad de que el neurocirujano retirado, Ben Carson, llegó liderando las encuestas después de sobrepasar a Donald Trump esta semana. El millonario neoyorquino no se tomó demasiado bien la pérdida del primer puesto y en los últimos días ya había cargado contra Carson despreciando su religión. Carson es Adventista del Séptimo Día. Según el parecer de Trump, sus creencias están en el origen de la falta de energía del popular neurocirujano, cuya calma es lo opuesto a las formas extravagantes y desgañitadas del millonario.